El Banco Popular comunicó ayer la convocatoria de una reunión extraordinaria del Consejo de Administración para proponer el nombramiento de Emilio Saracho como presidente en sustitución de Ángel Ron. Con la medida trata de cerrar la crisis de la entidad, que le ha llevado a perder un 65 % del valor de sus acciones en Bolsa.

En un hecho relevante remitido a la CNMV, la entidad explicó que «a propuesta unánime de la Comisión de Nombramientos, Gobierno y Responsabilidad Corporativa, se prevé que el Consejo apruebe por unanimidad proponer a la Junta General de Accionistas la designación de don Emilio Saracho Rodríguez de Torres como consejero y presidente del Consejo de Administración».

Según la nota, se estima que el proceso que conducirá a Saracho a la presidencia, «una vez aceptada su designación y adoptado el correspondiente acuerdo», concluya en el primer trimestre de 2017.

«Con posterioridad a la celebración del Consejo, Banco Popular informará de los acuerdos adoptados mediante la publicación de un hecho relevante complementario», añade la nota.

La propuesta se produce después de muchos rumores, que apuntaban al descontento de algunos consejeros, como la familia mexicana Del Valle o la consejera independiente Reyes Calderón, con la gestión de Ron, y con la pérdida de valor en Bolsa de la entidad, entre otras razones.

En los últimos días, el nombre de Saracho, hasta ahora vicepresidente de JP Morgan, ya estaba en todas las quinielas y parecía el candidato más probable.

De 61 años, Emilio Saracho se incorporó a JP Morgan en 1998 procedente del Santander, y fue nombrado director de banca corporativa y de inversión para Europa.

La buena trayectoria del Popular comenzó a truncarse hace una década. La prudencia que había guiado a la entidad hasta 2006 dio paso ya a una nueva estrategia centrada en el apoyo a las familias y especialmente a las pymes, incluidas las promotoras del «boom» inmobiliario, lo que tras el estallido de la burbuja traería serias consecuencias para el banco. Además, en 2007, poco antes del estallido de las hipotecas «subprime» el Popular dio el salto a Estados Unidos con la compra de Totalbank en Florida y en plena crisis se atrevió a absorber en España al Banco Pastor.

En los últimos años, a Ron le gustaba destacar la fortaleza de Popular y su vocación de seguir siendo una entidad independiente, capaz de mirar cualquier operación de compra que se le presentara, ya fuera el Banco de Valencia, CatalunyaCaixa o Novacaixagalicia. No obstante, durante la presidencia de Ron, Popular fue incapaz de adjudicarse alguna de las débiles entidades en manos del Estado y participó en la creación de Sareb, el «banco malo» al que las entidades rescatadas traspasaron sus activos inmobiliarios. En una entrevista, Ángel Ron desveló que el Banco Popular pretendía sentar las bases para que el 30 % de su beneficio procediera del exterior en 2018. Con ese objetivo el grupo optó por dar el salto a Latinoamérica, lo que años atrás habían hecho otros grandes bancos, y entró en México con la esperanza de tener unos ingresos más diversificados.

Para fortalecer su balance, el Popular planteó una macroampliación de capital de 2.500 millones, que castigó fuertemente al banco en bolsa y le ha hecho perder más del 65 % de su valor en lo que va de año, y planteó un recorte del 20 % de su plantilla en España.