La firma Pamesa se ha caracterizado, desde su puesta en funcionamiento en 1972, por abrir nuevos campos dentro del mundo de los pavimentos y revestimientos cerámicos, tanto a nivel comercial como de uso.

De hecho, fue pionera en la introducción del gres porcelánico en el sector azulejero nacional, y en la apuesta de la ´cerámica de autor´ con la incorporación de grandes firmas a la hora de diseñar sus colecciones.

De hecho, a finales de los años 80, Pamesa fichó a Javier Mariscal, prestigioso diseñador cuyo boom mediático le llegaría en 1992 con la creación de Cobi, la controvertida mascota de las Olimpiadas de Barcelona. Y aunque aquella colaboración no tuvo los resultados comerciales esperados, fueron otras muchas fábricas las que incorporaron en sus nóminas a firmas tan prestigiosas como los diseñadores de moda Adolfo Domínguez o Vittorio & Lucchino, o, más recientemente, el famoso diseñador gráfico David Carson, con e objetivo de aportar un aire nuevo y personal a las baldosas cerámicas.

Una apuesta de prestigio

Tras la colaboración con Mariscal, en 1997, Fernando Roig fichó personalmente a Ágatha Ruiz de la Prada para que la niña terrible de las pasarelas españolas, diseñase una única serie de pavimentos y revestimientos cerámicos. Y lo que iba a ser una colaboración puntual dura ya 20 años y en la pasada Cevisama, la diseñadora madrileña presentó sus dos nuevas propuestas en la que sus famosos corazones lo dominan todo.

«Las colecciones que Ágatha Ruiz de la Prada diseña para Pamesa se venden, y hay mercados en los que, además, se venden mucho. Pero contar con Ágatha nos da, sobre todo, prestigio porque es una diseñadora reconocida en todo el mundo que nos permita entrar en sitios donde, de otra manera, no tendríamos acceso», subrayó el director general de Grupo Pamesa, Jorge Bauset.