El PIB no sirve. Así lo sostienen, por diferentes motivos, un abanico de intelectuales, líderes políticos y corrientes de pensamiento económico: desde el premio Nobel Joseph Stiglitz, que lo cuestiona como indicador para medir el desarrollo de la economía de un país; al expresidente francés Nicolás Sarkozy o hasta el nuevo paradigma de la economía feminista.

Para profundizar en el estudio de esta economía feminista, la Generalitat y la Universitat de València presentaron ayer una Cátedra, con una dotación de 30.000 euros, que se pondrá en marcha en pocos meses.

¿Qué es la economía feminista? «No es una corriente más de la economía sino un cambio de paradigma importante. La centralidad que hoy ocupan los mercados y el intercambio económico pasa a un segundo plano y se focaliza en la economía no mercantil, en la economía reproductiva», explica María Luisa Moltó, catedrática de Análisis Económico de la UV.

Según este movimiento, existe una economía «invisible» llamada «sociedad de los cuidados» que no queda reflejada dentro de indicadores tradicionales como el Producto Interior Bruto (PIB). Moltó, que lleva años estudiando desde esta perspectiva, cifra en un 40% del PIB (40.000 millones en el caso de la C. Valenciana) el impacto de trabajos no remunerados vinculados a estos cuidados, de la maternidad o de personas mayores. La cifra no es un brindis al sol: se ha calculado a partir de las encuestas de usos del tiempo del INE, una información que se cruza con los precios por hora del servicio doméstico.

Según estas encuestas, las mujeres aportan el 75% del tiempo que se dedica al cuidado de las familias. Un trabajo que no genera productividad en los términos que mide el PIB al no haber intercambio económico, pero que desde esta perspectiva es una pata fundamental de la economía: «Estos cuidados producen riqueza. Las sociedades actuales, sin esto, no funcionarían. Si las personas que producen bienes y servicios no tuvieran ese problema solucionado, la economía no funcionaría».

¿Qué persigue toda esta corriente de pensamiento? «Se trata de evaluar lo que se esta haciendo y proponer nuevas políticas públicas», señala Moltó, una de las impulsoras de esta cátedra que será la primera que se despliega en España.

«El trabajo de cuidados es lo que sostiene el sistema», insistió ayer el conseller Climent en la presentación de esta cátedra, citando a la feminista Silvia Federici. Sin llegar al caso del reino de Bután, que creó un indicador llamado Felicidad Nacional Bruta para medir el estado del país, la Conselleria de Economía Sostenible promueve iniciativas para ampliar el sistema de indicadores que miden la economía. Lo ha hecho también con su apuesta por la economía del bien común, que mide la evolución de la empresa no con una cuenta de pérdidas y ganacias sino con un balance que mide aspectos como la sostenibilidad o la justicia.

En esta idea, inspirada por el director general Paco Álvarez, se enmarca esta nueva cátedra de la UV que apuesta por la economía feminista. «La forma de medir la economía es mediante indicadores que no nos dice nada. El PIB no dice que más del 50% de nuestra economía no está remunerada, que se hace en casa, es cooperativa. Y esto debemos ponerlo en valor».

Oltra dio la clave final: «Necesitamos un sistema base de indicadores para que las decisiones políticas no se tomen ´a la babalà´. Las decisiones políticas necesitan una base científica y objetivable».