El bloque de potencias emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) inicia hoy su cumbre anual en la isla suroriental china de Xiamen para intentar impulsar su rol como actor mundial, pese a las recientes tensiones chino-indias y al difícil momento económico de los otros miembros. Del 3 al 5 de septiembre la pintoresca ciudad de Xiamen, apodada como «la isla de las garzas» y conocida por ser uno de los lugares con mejor nivel de vida de China recibe a los presidentes de Brasil, Michel Temer; Sudáfrica, Jacob Zuma; y Rusia, Vladímir Putin; así como el primer ministro indio, Narendra Modi.

El mandatario chino, Xi Jinping, es el anfitrión de tres jornadas de diálogo económico y empresarial al que también han sido invitados los mandatarios de Guinea, Tailandia, Egipto, Tayikistán y México. Para China, en palabras de su ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, la cumbre «enviará señales positivas sobre la necesidad de fortalecer la cooperación económica, mejorar la gobernanza mundial y mantener la paz y la estabilidad», en medio de un clima global marcado por el «aumento de los unilateralismos».

Con la reunión de los BRICS, cuarto gran evento multilateral que celebra China bajo el Gobierno de Xi, tras la cumbre Asia-Pacífico en 2014, la del G20 en 2016 y el Foro de las Nuevas Rutas de la Seda el pasado mayo, Pekín espera aumentar la voz de un bloque que de acuerdo con el país anfitrión es el gran motor económico mundial.

Con 3.100 millones de habitantes (el 40 por cien de la población planetaria), los BRICS producen un 28 por ciento del PIB global, un porcentaje que dobla al que representaban hace 10 años, cuando estos países comenzaron a dar sus primeros pasos como bloque.

«En una década nos hemos convertido en una gran fuerza para el crecimiento mundial y la transformación del orden global», señaló Wang en rueda de prensa.