Crecemos, pero poco. Crecemos de forma sostenida, incluso, pero seguimos en crisis. ¿Por qué? Porque el número de parados, «una tasa once puntos superior a la registrada antes del inicio de la crisis» en torno a 2008, y «los bajos niveles de renta disponibles impiden dar por finalizada la crisis económica y social». El Informe de Coyuntura y Perspectivas Económicas que elabora la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) recoge «el buen tono» que mostró la economía valenciana en el segundo trimestre de 2017 en sintonía con el resto de España y un poco por encima de la media de la Unión Europea. Pero alerta sobre una «leve ralentización, tanto en actividad como en empleo» entre julio y septiembre.

La inversión y el consumo públicos mejoran levamente, pero arrancan desde «mínimos históricos» y su incidencia resulta despreciable. Y el consumo privado de los hogares, que sigue siendo el auténtico motor de la economía, se mantiene bajo mínimos debido, entre otras cosas, al alto número de desempleados.

La patronal de Valencia alerta sobre los problemas políticos en Cataluña, que «todavía nos on cuantificables», pero al mismo nivel que la factura que pueda representar la efectiva salida del Reino Unido de la Unión Europea, el Brexit, o las tentaciones proteccionistas del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Por sectores, la CEV constata que la madera, el azulejo y el material y equipo electrónico crecen a un ritmo superior a la media nacional. Sin embargo, cuero y calzado, química y material de transporte, arrojan saldos negativos.

La edificación de viviendas «vuelve a registrar tasas positivas tras un largo periodo». Mientras que la compra y venta de vivienda, sobre todo de nueva construcción, «continúa avanzando a tasa positivas de dos dígitos».

En conjunto, la patronal que preside Salvador Navarro, estima que «el avance de la economía valenciana podría situarse en 2017 en tasas superiores al 3,2 %», un crecimiento que será extensivo a todos los sectores salvo la agricultura «debido a su particular situación estructural».

Salarios

El crecimiento previsto «permitirá la generación de empleo neto», sostiene el informe, de modo que «la tasa de paro podría situarse a finales de 2017 por debajo del 17%». Un porcentaje lo bastante elevado como para seguir exigiendo «reformas a nivel institucional, fiscal, laboral y en educación» y para defender «subidas salariales siempre por debajo de la inflación esperada, el 1,9%, y ligadas a la productividad» como fórmulas para avanzar hacia «un modelo productivo innovador e inclusivo».