El campo de la Comunitat Valenciana envejece a marchas forzadas. Ni los tímidos planes de modernización y ayudas puestas en marcha por diferentes administraciones públicas para que los jóvenes se incorporen al negocio primario consiguen impulsar esta actividad entre el mencionado segmento del mercado laboral. Así lo revela la estadística oficial de las subvenciones de la Unión Europea (UE) que acaba de publicar recientemente el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) y que corresponde al cierre del ejercicio de 2016.

El organismo que canaliza los fondos procedentes de Bruselas indica que tan solo un 0,62 % de los perceptores valencianos de ayudas directas de la Política Agraria Común (PAC) -es decir, 165 personas- tenía menos de 25 años de edad, mientras que la población jubilada (mayor de 65) acaparó el 38,61 % de las subvenciones; un porcentaje que es superior entre los agricultores y ganadores con edades comprendidas entre 40 y 65 años (51.02 % del total). Mientras, el 9,75 % restante corresponde a gente que solicitó ayudas entre 25 y 40 años. Los datos del departamento del Ministerio de Agricultura corroboran por tanto que trabajar la tierra es tarea donde tan solo figuran un 10 % de perceptores de ayudas cuya edad es inferior a 40 años.

Un reparto desigual

Tampoco la agricultura mediterránea, es decir aquella donde predominan cultivos hortofrutícola de regadío, además de secano como olivos, viñedos o almendros, entre otros, es la más beneficiada por los fondos de la PAC. Si España consiguió 3.561,3 millones de euros en ayudas directas de la UE durante 2016, la Comunitat Valenciana tan solo acaparó 85,7 millones; lo que contrasta con los recibidos por Andalucía (949, 2 millones), Aragón (315,2), Castilla-La Mancha (463,1), Castilla y León (723,6 millones), Cataluña (172,4), Extremadura (371,7) o Galicia (114,5).

La estructura agraria de la Comunitat Valenciana, donde predominan los minifundios y existen escasas organizaciones de productores, reduce año tras año la cifra de perceptores de fondos directos de la PAC. En 2016 cayeron a 73.142 beneficiarios, lo que supone un 25 % menos que en el último lustro.

La merma de solicitudes se produce desde 2014, año previo a la actual PAC por el efecto del incremento del umbral mínimo necesario para recibir pagos directos (100 euros en 2015, 200 en 2016, y 300 en 2017). Según las organizaciones agrarias valenciana este criterio no no responde a las necesidades estructurales ni comerciales del campo ni da respuesta a las crisis de mercados.

Por eso, de cara al próximo escenario financiero de la UE; es decir a partir de 2020, abogan por trabajar conjuntamente ante los nuevos cambios que se prevén, de forma que se apueste prioritariamente por conceder las ayudas a los agricultores y ganaderos profesionales de todos los sectores, independientemente de los derechos históricos.