Cuando las urnas están a la vista, las encuestas de intención de voto actúan más como medicina para tratar al electorado que como mero diagnóstico. En el PSPV rezan para que el sondeo difundido por el CIS, que certifica el hundimiento socialista, no apuntille sus opciones de lograr un doble objetivo, sin el cual resulta imposible salvar la cara el 20N: movilizar al electorado afín que está indeciso y recuperar, con el clásico llamamiento al "voto útil", apoyos que se trasvasaron a EU y,en especial, a Compromís, en el 22 de mayo. En la capital, la coalición que lidera el Bloc logró 36.859 votos autonómicos, el 7,4%, en buena parte a costa de un PSPV que tocó fondo: 22,5% y 86.439 sufragios.

Movilizar y pinchar el "efecto Compromís". Son los dos pilares que sustentan la estrategia socialista para alcanzar el éxito. Y el éxito, en Valencia, se llama Josep Santamaria, el número seis de la lista.

En la dirección socialista confiesan, fuera de micro, que lograr seis escaños, perder sólo uno, sería un resultado espectacular. Alcanzar el reto pasa por conseguir que el electorado de la capital cumpla con un comportamiento cíclico que otorga al PSPV entre 5 y 7,6 puntos más de respaldo en cada una de las generales que en las autonómicas que se celebran un año antes.

Las candidaturas al Congreso del PSOE logran en el "cap i casal" en las legislativas entre 36.000 (en 1996) y 50.000 (en 2008) sufragios más que en las elecciones a Corts Valencianes que las preceden. Como toda norma tiene su excepción: los comicios de 2000, con Joaquín Almunia como adversario de José María Aznar. En el mayor descalabro socialista hasta la fecha, el PSPV sólo mejoró en 0,7 puntos (15.400 votos, por la alta participación) el resultado autonómico de 1999 en la ciudad.

Abstención intermitente

Los socialistas pescan ese plus en cada convocatoria al Congreso en dos caladeros principales de la ciudad. El más detectable cuando se observa la secuencia de resultados es el voto que se deriva de EU y Bloc (que en 2007 concurrieron juntos como Compromís). Puede cifrarse entre 3.000 y 16.000 electores. Pero hay otra fuente de apoyos que, tradicionalmente, le ha rentado más al PSOE: una bolsa de abstencionismo casi endémico de la izquierda en la capital que sólo acude a votar cuando se dirime el Gobierno de España. En esas están entre 32.000 y 34.000 ciudadanos, según acreditan los resultados y certifican los estudios cualitativos manejados por el comité de campaña socialista.

Al contrario que el PSPV, el PP no calca en ese comportamiento dual que sitúa los resultados en legislativas siempre por encima de las autonómicas. Al ser una formación de implantación estatal y con opciones de gobierno en cada cita, siempre mejora en votos. Pero, la concentración del centro-derecha en el PP hace que no en todos los casos registre un mayor porcentaje de apoyo.

Esquerra Unida fluctúa en la ciudad, como en el resto de la Comunitat Valenciana, en función de cómo le va al PSOE en las generales. Así, su mayor descenso lo registró en 2004, cuando perdió 2,3 puntos y 7.000 votos en la capital respecto a las autonómicas de 2003. En esa cita, en la que José Luis Rodríguez Zapatero ganó en plena conmoción por los atentados del 11M, los socialistas marcaron su techo en el "cap i casal", con 184.669 votos, el 39,7%. Cincuenta mil más de los obtenidos en las autonómicas de 2003. Cuatro años después, con Mª Teresa Fernández de la Vega de cabeza de lista, el PSOE casi calcó ese incremento, que fue de 48.000 votos.