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Una cierta mirada

A la espera del terremoto

Josep Torrent

A la espera del terremoto

Hay que reconocerles a Ignacio Blanco y a Esquerra Unida que están manejando el caso Imelsa con una gran habilidad. De hecho, han organizado una «mascletà» de las gordas y han puesto a temblar a todo el PP. Marcan los «tempos» como si de un espectáculo pirotécnico se tratará, ahora una traca a todo meter para abrir boca, luego fuego moderado hasta ir subiendo más y más la intensidad, mientras el público espera con la boca abierta los dos terremotos finales, el de tierra y el aéreo. Es verdad que como dejó escrito Raimon «qui pregunta ja respón». y cuando Blanco machaca a Alberto Fabra con idénticas preguntas una y otra vez ya conoce las respuestas. Pero el PP no. Solo sospecha, repasa y repasa qué puede haber detrás de «¿Se fía usted de Rita Barberá?» Por Dios, qué habrá hecho la alcaldesa, dónde se vio con Benavent, qué grabó este para que en EU estén tan convencidos de que un candidato/a de la lista autonómica se va a caer de la lista antes del domingo. Y los populares, antes de que empiecen los terremotos de la «mascletà», empiezan a temblar ¿será algo de Feria Valencia? ¿Acaso de Nóos? ¿No saldrá nada nuevo de Emarsa, verdad? ¿Ni una comisión de esas de las que hablaba con tanta franqueza María José Alcón? ¿Habrán llegado los Reyes Magos hasta el despacho de alcaldía? Nadie salvo Blanco, EU y la Fiscalía tienen las respuestas; pero desde la calle Quart hasta el Palau de la Generalitat todo el mundo está convencido de que les espera el terremoto. «¿No lo sacarán hoy, que viene Mariano» te preguntan como si el periodista supiera algo.

Pues no. Aquí se sabe lo que Blanco quiere que se sepa por más que niegue la mayor y se escude en la fiscalía que vaya usted a saber si también anda manejando tiempos y filtraciones. Nada es ya seguro. Los populares sí que han empezado a creerse que Fabra se reunió con Benavent. Primero pensaron que había sido una encerrona de Máximo Caturla que se habría llevado al examigo de Alfonso Rus hasta el despacho de Presidencia. Pero el martes en El Debate Definitivo, Blanco enseñó un poco más la patita: «Dígame señor Fabra, ¿no es verdad que se reunió con Benavent en un bar del Camí de Montcada?». Demasiado detalle para el gusto del personal. Pero esa reunión la dan por amortizada y creen que podrán explicarla, aunque Fabra puede pasar por amnésico o, lo que es peor, por mentiroso. El terremoto grave es el otro, el de «¿Se fía usted de Rita Barberá?». Porque si no es un farol, cosa que nunca hay que descartar, el PP va a temblar de verdad.

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