El pasado 6 de noviembre, Compromís y Podemos firmaron su coalición electoral en la notaría Badia-Orts de Valencia. Fue una mala noticia para el presidente Ximo Puig. La suma de dos fuerzas que cosecharon en conjunto el 30,3% del voto autonómico hace apenas siete meses damnificaba doblemente al PSPV, a falta de concretar la traducción de esa suma aritmética en términos políticos. Por un lado concentraba el voto de dos competidores directos y, en segundo lugar, convertía la apelación al voto útil, el arma con la que los socialistas sacaron rédito durante lustros a un comportamiento bipolar en la izquierda, en una pistolita de agua.

En la jornada de ayer, ambos efectos y unos cuantos más se conjuraron para situar la amenaza del ciclón Oltra sobre el Palau „la vicepresidenta saca ventaja en el inicio de su carrera presidencial„ y para arrancarle al PSPV la condición de fuerza electoralmente hegemónica en la izquierda. Después de años instalado en el subsuelo, ayer se demostró que no existe cota mínima infranqueable al perder el 20%. Los socialistas, por primera vez en los 38 años de citas electorales, cedieron la segunda plaza. Estaba previsto en el guión. La primera derrota desde que recuperó el Consell ha sido la más contundente en toda la historia del partido desde la fusión del PSOE con el PSPV. La cita se dibujaba cuesta arriba. «Extraordinariamente complicada», dijo anoche el presidente Ximo Puig.

No se libran ni los bastiones

Con un 19,8% de los votos (frente al 26,7% de las generales de 2011), el PSPV escribió ayer el capítulo número 23 de sus negros resultados. Perdió la citada cota psicológica del 20%. Si se compara con los resultados autonómicos, podría decirse que el partido salvó la camisa. Se quedó apenas un punto por debajo de 20,9% del 24M. Y en este nuevo mapa superador del bipartidismo logró unos 20.000 votos más que en los comicios autonómicos.

Se cumplieron las previsiones del propio PSPV en campaña y los 10 escaños logrados hace cuatro años se han reducido a siete: tres por Valencia, tres por Alicante y uno por Castelló. El retroceso socialista fue homogéneo. En todos los frentes. Por provincias, En Valencia se registró el peor resultado (un 18,9%), por el efecto del agujero negro de la ciudad, donde los socialistas, con un 15,5% fueron superados también por Ciudadanos (16,3%). En Castelló, el PSPV consiguió su mejor registro (21,6%) y en Alicante se quedó en el 20,9%. Del retroceso socialista no se libraron ni siquiera aquellos municipios y ciudades que el 24 de mayo se revelaron como bastiones del PSPV. Así, en Mislata los socialistas fueron terceros con el 22,2% y en Ontinyent, con el 21,5%. En ambos casos las elecciones las ganó Compromís-Podemos. En Xàbia los socialistas no alcanzaron el 20% y fueron superados por PP y la coalición de izquierdas.

Ciprià Ciscar pierde el acta

Con el resultado de ayer resultado, el hasta ahora diputado Ciprià Ciscar no renueva el escaño que ocupaba desde 1989. Todo un símbolo. Ciscar iba de cuatro en la candidatura socialista por Valencia.

El partido ha vivido tres episodios de alegría en la sede de Blanquerías desde 1991: la del pasado 24 de mayo, cuando los socialistas regresaron al Gobierno autonómico veinte años después y, anteriormente, las victorias de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y 2008. En la primera de Zapatero, la alegría no pudo celebrarse al estar de luto por los atentados del 11M en Madrid. Y en ambas ocasiones el PSPV fue superado por los populares. La sensación que anoche se vivía en Blanquerías era agridulce. Una percepción de haber salvado la camisa a última hora, en medio de la catástrofe, y el consuelo balsámico de que Pedro Sánchez puede tener la posibilidad, aunque se antoje complicada, de encontrar una fórmula para poder entrar en la Moncloa.

En la cuarta planta permanecía reunida la plana mayor del partido en el despacho de Ximo Puig. Después de la comparecencia de Pedro Sánchez, el jefe del Consell salió a la palestra, pasadas las doce. Para calificar los resultados del PSPV de «honorables y valiosos para el objetivo general del cambio». «Eran unas elecciones extraordinariamente complicadas y se ha resistido; el socialismo sigue fuerte y vivo. Quienes decretaron la muerte de los socialistas valencianos han fracasado», sentenció. Aunque admitió que es «evidente que hay un nuevo mapa político».

Puig niega efectos en el Consell

«Todos vamos a analizar los resultados y ver de qué manera podemos mejorar», advirtió. Pedro Sánchez logró un «buen resultado», según el líder del PSPV. «Nunca más permitiremos el abandono y la humillación que nos ha hecho pasar Rajoy», proclamó para reclamar a los diputados electos que trabajen por un «cambio en el modelo de financiación» y «defiendan los intereses de los valencianos». Preguntado por si el «sorpasso» de Compromís-Podemos puede afectar al pacto del Consell, Puig subrayó que no va a «influir» porque «cada elección» es diferente.

«Nuestra gran obligación es que el Gobierno valenciano dé respuesta al acuerdo que alcanzamos», advirtió anoche el presidente de la Generalitat, para concluir: «Hay un Gobierno sólido y capaz de cambiar las cosas en la Comunitat Valenciana».