Cambio. Eso es lo que han pedido los vecinos de la ciudad tras las elecciones del pasado domingo. Pero, ¿cómo será la ciudad que proyecta Compromís? El futuro alcalde de Valencia, Joan Ribó, lo tiene claro aunque asegura que contará con la participación ciudadana a la hora de adoptar soluciones. «El alcalde jamás decidirá el color del puente de las Flores. Se acabó el ordeno y mando», afirma. A partir de ahí, y con la movilidad como principal bandera de la coalición, Ribó describe una ciudad donde la bicicleta y las zonas peatonales cobran protagonismo, con comercios de proximidad en los barrios, con fiestas populares laicas, con un nuevo turismo cultural, con zonas de ocio dispersas por la ciudad para evitar el botellón, con un nuevo callejero donde no tendrán cabida los nombres franquistas y por supuesto, con un barrio del Cabanyal rehabilitado y revitalizado. «No se trata de grandes cambios, sino de aprovechar y transformar algunas de las cosas que tenemos», asegura.

Convertir la Valencia de hoy en una ciudad donde el coche no sea protagonista llevará su tiempo ya que, de forma gradual, «hay que ganar el espacio de las aceras, bajando los obstáculos a la calzada, eliminando plazas de aparcamiento, favoreciendo el estacionamiento para residentes en los barrios, mejorando el transporte público y ganado zonas peatonales», explica. El anillo ciclista „por la ronda interior„ será de las primeras cosas que materialice el cambio, así como el cierre al tráfico del caso histórico «aunque, para ello, debemos hablar antes con los vecinos y comerciantes».

El dialogo también se centrará en las Fallas, para «solucionar los conflictos entre los falleros y los que no lo son». Las zonas de ocio se dispersarán por la ciudad al límitar el número de licencias en los barrios y, para comprar, no hará falta coger el coche e ir a un centro comercial que, además, ya no contarán, en principio, con libertad de horarios. El cambio ya ha comenzado.