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El gesto despectivo del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, alzando su dedo corazón a un grupo de estudiantes de la Universidad de Oviedo, en respuesta a los abucheos por su apoyo a la guerra de Iraq, generó ayer una lluvia de críticas. El rechazo a la reacción que tuvo el ex presidente fue general, salvo en las filas del PP, aunque su presidente, Mariano Rajoy, evitó entrar en la polémica, pidió dejar de lado "anécdotas" y remarcó que "se le conocerá por la gestión que hizo cuando estuvo en el Gobierno".

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, consideró que el gesto de Aznar "no ayuda mucho a mantener la idea de respeto", pero subrayó que la defensa de las ideas debe hacerse siempre desde la palabra y desde el respeto, nunca desde el insulto", en alusión a los estudiantes.

El ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, consideró que el gesto "obsceno y grosero" demostrado por el ex presidente del Gobierno "esconde una actitud política y humana un tanto deleznable".

Para el lehendakari, Patxi López, la actitud de Aznar es rechazable "socialmente" y más al tratarse de un político, desde donde hay que transmitir "cierta pedagogía y respeto".

La secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE, Elena Valenciano, lo acusó de tener "mucho rencor acumulado", de hacer críticas "cargadas del odio del perdedor" y de ser "autoritario, deslenguado, maleducado y resentido". Con su comportamiento, prosiguió, ha inaugurado "un estilo desconocido en el contexto europeo, donde todos los presidentes conservan un respeto democrático e institucional a los anteriores".

El secretario general de Libertades Públicas y Derechos de Ciudadanía del PSOE, Álvaro Cuesta, dijo que el "dedazo" de Aznar "explica muchas de las carencias del líder de la oposición" porque fue precisamente con ese dedo con el que designó a su sucesor.

Para el secretario general de ICV, Joan Herrera, supone "arrogancia y prepotencia" y le ha homologado con "otros altos dirigentes del planeta, como Silvio Berlusconi, que también es capaz de hacer estas cosas".

El presidente de CiU, Artur Mas, consideró que Aznar, "podía haberse ahorrado su gesto".

Más cauto se mostró el presidente del Congreso, José Bono: "En principio me parece lo que a todos los que lo han visto pero no quiero establecer un juicio puntual y concreto", se limitó a señalar.

En el PP, dirigentes como el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, defendieron la actitud de Aznar al señalar que lo que sufrió fue una agresión intolerable y criticaron que altos cargos socialistas no lo hayan condenado. En esta línea se pronunció el presidente de Nuevas Generaciones del PP, Nacho Uriarte, quien comentó que entiende que Aznar haya podido tener una reacción como la que tuvo tras "muchos años aguantando este tipo de acciones violentas".