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El escritor estadounidense Don Winslow, un maestro de la novela negra, se adentra en los orígenes del narcotráfico en su última novela, "El poder del perro", un libro bestial, una exhibición de atrocidades en la que Winslow localiza el contemporáneo corazón de las tinieblas en la poco santa trinidad de drogas, dólares y política, y que ha sido rebautizado ya como "El padrino" del siglo XXI. La versión narco-mex de la magistral obra de Mario Puzo.

No es difícil reconocer en los personajes ficticios a figuras históricas del narcotráfico, como es el caso del agente de la DEA Enrique Camarena, torturado y asesinado, o el coronel de la CIA Oliver North. El único personaje del libro que aparece prácticamente con su nombre real es Juan Ramon Matta Ballesteros -el narco hondureño que convirtió a México en el gran trampolín de la coca colombiana hacia EE UU y que ordenó el asesinato de Camarena-, apenas retocado como Juan Ramon Mette Ballasteros.

Poco antes de su deportación a EE UU, donde cumple cadena perpetua, Juan Ramón Matta Ballesteros fue detectado por la DEA en 1984 en España, donde supuestamente organizaba la entrada de coca a gran escala en Europa, asociado a los capos de los carteles de Cali y Medellín, Gilberto Rodríguez Orejuela y Jorge Luis Ochoa, que estaban entonces en Madrid.

El clan Matta Ballesteros tuvo una importante y polémica vinculación con A Coruña, donde Nelson y Reinaldo Matta Ballesteros, hermanos de Juan Ramón Matta Ballesteros, así como Nancy Marlen Vázquez, esposa del narcotraficante y jefa del clan desde la encarcelación de su marido por el asesinato del agente de la DEA, participaron en grandes operaciones inmobiliarias en la segunda mitad de los años 80, como la promoción de 183 viviendas en Culleredo, adjudicadas por la consellería de Territorio.

Los negocios del clan Matta incluían también a través de otras conexiones empresariales una participación en la concesión de aparcamientos municipales subterráneos en la ciudad de A Coruña. La trama empresarial coruñesa de Matta fue descubierta en 1988 en una serie de artículos publicados en El País por los periodistas Peru Egurbide y Félix Monteira, que acaba de ser nombrado Secretario de Estado de Comunicación del Gobierno.

Las informaciones causaron un enorme revuelo político. "Un barón de la cocaína realiza grandes inversiones en España", decía el primer titular de la serie, que informaba de que el entonces alcalde coruñés, Francisco Vázquez , actual embajador en el Vaticano y considerado en aquellos años una figura clave del entonces vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, había otorgado al grupo empresarial del que formaba parte el narcotraficante concesiones de aparcamientos municipales en la ciudad.

Francisco Vázquez reaccionó con una demanda por intromisión en su derecho al honor, que argumentaba fundamentalmente que la concesión de aparcamientos municipales no había sido realizada por el alcalde sino por el Ayuntamiento. Vázquez obtuvo en 1995 una sentencia favorable del Tribunal Supremo, que sería sin embargo anulada en 1999 por el Tribunal Constitucional, que falló finalmente a favor de los periodistas, al considerar que habían "ejercido su derecho fundamental a la comunicación libre de información veraz".