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El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó ayer que Europa no puede entenderse sin la huella ibérica en el acto conmemorativo de los 25 años de la entrada en las comunidades europeas de España y Portugal. Las dos naciones celebraron este aniversario muy satisfechas, con la misma ilusión de entonces, agregó Zapatero, y "con conciencia de que compartimos problemas y desafíos pero también con la convicción de que unidos los vamos a superar".

El jefe del Ejecutivo participó, junto a su homólogo luso, José Sócrates, y otras personalidades españolas, portuguesas y comunitarias, en la ceremonia conmemorativa celebrada ayer en el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa, el mismo escenario donde Felipe González y Mario Soares firmaron la entrada en Europa el 12 de junio de 1985.

En un discurso claramente europeísta, Zapatero se refirió al cuarto de siglo pasado como el de mayor prosperidad para España y Portugal. "Europa ha sido clave en la transformación de los dos países",sostuvo Zapatero. El primer ministro portugués Sócrates, también socialista, afirmó, por su parte, que "el compromiso europeo es un compromiso de convicción y no de mera conveniencia".

Para Zapatero, Europa "ha sido clave en la transformación" experimentada por los dos países y no solo por los recursos económicos que han recibido "sino sobre todo por el impacto modernizador que la pertenencia a Europa ha tenido en nuestras sociedades". En ese sentido destacó la aceleración del cambio de mentalidad y de las estructuras políticas económicas y sociales registrada en Portugal y España y el "intenso esfuerzo de adaptación" que exigió a las sociedades de ambos países.

El presidente del Ejecutivo expresó por ello su homenaje a toda una generación de españoles y de portugueses "que hicieron realidad nuestra vocación histórica de ser plenamente europeos". Así, Zapatero evocó la afirmación de Jacques Delors, el ex presidente de la CE, de la que dijo que era fruto no sólo de la historia y la necesidad sino también de la voluntad, y destacó precisamente "la firme voluntad" expresada por Portugal y España hace 25 años y su esfuerzo para proponer y compartir proyectos.