La prudencia y el silencio que el exvicepresidente económico del Gobierno socialista, Pedro Solbes, «el abuelo» del gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, ha guardado sobre su gestión y sus diferencias con el expresidente desde su marcha en abril de 2009 ha saltado ahora con la presentación de Recuerdos, un libro de memorias en el que explica su visión sobre el origen y la gestión de la crisis. El que fuera número dos del Ejecutivo socialista, que, como corresponde al guión de crear polémica cuando hay una presentación de un libro por delante, ha aireado sus opiniones y se suma, siendo él una parte tan importante del Gobierno, a quienes culpan de todo a Zapatero, pero con escasa autocrítica. Y aunque insiste que su libro no es un ajuste de cuentas, se le parece.

El exvicepresidente asegura que las discrepancias no eran tanto personales como en lo ideológico, lo que atribuye sobre todo a la diferencia generacional. Solbes reconoce ahora que su visión de la economía durante el tiempo que ocupó el ministerio era «radicalmente diferente» a la de Zapatero. Subraya que aceptó algunas medidas «a regañadientes», y que su salida del equipo de Gobierno era «inevitable». Apunta que si decidió continuar en la segunda legislatura fue porque cayó en la «trampa» de pensar que marchándose cometería una «irresponsabilidad». «Pero fue un error», señala.

Así, relata que pensó que quedándose en el Ejecutivo otorgaría «cierta estabilidad» al equipo de Gobierno, si bien las «diferencias» con el exjefe del Ejecutivo, en relación a la política de gasto o el programa de estabilidad, eran tales que le llevaron de una manera «clara» a dimitir. «Las ideas del expresidente y las mías sobre la política de gasto y el respeto del programa de estabilidad, pero también sobre cómo debíamos hacer frente a la competitividad de la economía española, eran radicalmente diferentes», afirma.

Destaca que apoyaba el proyecto social del expresidente y sus ambiciones de renovación de la sociedad, pero no su visión de la política económica, muy distante de la ortodoxia que él pretendía aplicar. Recuerda que una de las primeras decisiones tomadas por el entonces presidente y que fue motivo de su primer enfrentamiento fue la subida del SMI.

La segunda legislatura con Zapatero, hasta que fue relevado por Elena Salgado en abril de 2009, es descrita por Solbes como un período en el que se fue abriendo más la brecha que le separaba del presidente y en el que el distanciamiento «empezó a adquirir tintes irreversibles». Por esta razón, entregó al presidente a principios de 2009 un documento con las medidas que a su juicio se tenían que tomar para la recuperación de la economía y que según él fue rechazado por Zapatero porque «llevaba implícitas dos huelgas generales», según explica en el libro. El plan de Solbes incluía un nuevo contrato indefinido de fomento del empleo para nuevas contrataciones, la congelación del sueldo de los funcionarios durante dos años, una rebaja del IRPF durante un año y reforma inmediata de las pensiones retrasando la edad de jubilación.

Esta no es la versión que dan Zapatero y su entorno sobre este aspecto concreto y la salida del entonces vicepresidente. La que fuera directora general de Coordinación Informativa con Zapatero, Angélica Rubio, afirma que la salida de Solbes, «fue mucho más un cese que una dimisión». No es cierto, añade, que Solbes se marchase del Gobierno después de dar a Zapatero un documento con propuestas de política económica a modo de ultimátum. «No hay ningún documento, ni oficial ni oficioso, de ningún tipo, en el que pusiera ningún ultimátum al presidente», asevera.

Zapatero, que rara vez ha intervenido en las polémicas surgidas en torno a su persona y gestión desde que dejó la presidencia, está «muy sorprendido» y «perplejo» por el relato de Solbes, afirma Rubio. Solbes responde que no se trata de un documento oficial, al tiempo que se reafirma en su narración de estos hechos, que fueron los que le llevaron a pedir su salida del Gobierno. Asimismo, se queja de que la Oficina Económica del Presidente se convirtió en «una especie de Ministerio de Economía en la sombra» y dice que la relación con su responsable, Miguel Sebastián, «nunca fue tan buena como debió haber sido ni tan mala como se dijo». También la portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, defiende al expresidente y echa mano del título del manifiesto «Yo sí estuve allí» de hace dos años que reivindicaba la labor del exjefe del Ejecutivo.

Por contra, el también exministro de Economía, Carlos Solchaga, único representante socialista destacado que arropó a Solbes en la presentación de su libro, ha cargado contra Zapatero al que llama «Papá Noel» por haber regalado el Estatut al Parlamento de Cataluña, «regalaba el dinero» e incluso «regalaba cheques bebé» a las familias. «Aquél presidente no era Bambi, ni siquiera un ciervo, ni un reno. Era Papá Noel en persona con una bolsa llena de regalos para la gente».

El PP también ha aprovechado la polémica para recordar que Solbes «nos engañó en aquel debate de la campaña electoral con Manuel Pizarro», en el que negaba que se avecinara la crisis económica.