"Estoy bien, reforzado y con ganas de olvidar lo que ha pasado. Es un borrón después de veinte años trabajando y como he comprobado el daño que hace, no volverá a ocurrir". Así de contundente se muestra Paco López Albert mientras inicia la "plantà" de la falla de Monserrat, una de las que inicia el ciclo posterior a San José en diferentes poblaciones cercanas al "cap i casal".

No es normal que un ganador vigente de la sección especial se encuentre en una tesitura como la vivida por el artista de Picassent en la mañana del pasado 16 de marzo: cuatro fallas para plantar, tres de ellas por debajo de las previsiones iniciales y una que acaba con denuncia por parte de la comisión. La consecuencia inmediata de al?go que los artistas falleros conocen perfectamente y que se define con tres letras: "bou". Un toro monumental, que es lo que tuvo en las semanas anteriores y que provocaron que la calidad del producto presentado en las demarcaciones estuviera lejos de lo que se espera siempre de uno de los grandes artistas no ya de los últimos tiempos, sino de la propia historia de la fiesta.

"Siento la desilusión"

"El fallo está asumido porque sería absurdo negarlo". ¿Cuál fue el error?. "Está muy claro: no soy artista para hacer tantas cosas a la vez. Habrá otros artistas que sí que lo sepan hacer, pero yo soy artista de una única falla, dos como mucho, y mi error fue precisamente eso: cargarme de trabajo y en demarcaciones muy lejanas unas de otras, y además con muy poco tiempo. Siempre se había dicho que tenía una flor en un determinado sitio porque siempre me sobreponía a las adversidades. Demasiadas fallas y demasiado volumen. Lo que más siento es la desilusión de aquellas personas que soñaban con conseguir buenos premios".

A lo que añade él mismo su propia autoexigencia: "cuando una comisión te contrata, está contratando a Paco López Albert y, pague lo que pague, da la sensación de que le tienes que plantar un Convento Jerusalén en pequeñito". En los últimos días está tratando de arreglar los últimos flecos con las comisiones "porque lo que quiero, por encima de todo, es quedar bien con ellos". Sólo está denunciado por la falla Oltá-Juan Ramón Jiménez. "Lo veo bien enfocado y confío que todo quede arreglado. Llegué a ofrecerles la falla del año próximo medio regalada".

La vida sigue y Pacolo la ha reanudado plantando, una vez más, la falla de Monserrat en su noveno año en la población pionera en el concepto de "la octava" (aquellas que se celebran pasadas las fiestas). Después vienen tres hogueras en Alicante y después... no está claro. "Tengo todas las posibilidades abiertas. Puedo dedicarme a pintar, que es lo que hago todos los años para otros artistas. Puedo plantar un único proyecto de falla grande, puedo hacer una especial infantil... lo importante es que el taller está abierto a cualquier alternativa".

Una retirada a lo grande

Paco López anunció durante el ejercicio de 2010 que se retiraba temporalmente de la sección especial. Comenzó el siglo con los mejores augurios, dando la sensación de que iba a cosechar primeros premios hasta la saciedad. Hasta que llegó Nou Campanar y lo relegó a un papel de coleccionista de segundos premios. Muchas de sus fallas habrían ganado sin problemas el máximo galardón, pero tenía que ceder ante la superioridad abrumadora, económicamente hablando, de Nou Campanar, junto con el irreprochable trabajo de Pedro Santaeulalia. En ese año de despedida, al menos momentánea, sí que logró salir por la puerta grande arrebatando a Pere Baenas la supremacía de Nou Campanar -curiosamente, con una falla que no era, ni mucho menos, la mejor que había plantado. La adversidad no le ha impedido seguir contando con su legión de admiradores. "Los mensajes de la gente que me aprecia me han ayudado mucho, así como la ayuda especialmente de gente como Javi Tejero y Miguel Prim -curiosamente, con ambos era rival este año en la pelea que no se llegó a producir entre Grabador Esteve y Maestro Gozalbo-, que son los que han trabajado conmigo estos años".