Con la voz rota y vestida de zombi, Gema Palomo mostraba su frustración y cabreo en medio de la oficina de Bankia de Alaquàs. A su alrededor, otros «zombis» aplaudían a Gema bajo la atenta mirada de un grupo de policías nacionales. Hasta las 13.00 horas los «no muertos» estuvieron ingresando un céntimo en una cuenta que les facilitó Gema. Los empleados del banco y otros clientes que no venían del otro mundo miraban hacia otro lado y seguían con sus gestiones.

Gema es una histórica del movimiento antidesahucios de l'Horta y desde hace unos años es también víctima de las ejecuciones hipotecarias. Según explica, Bankia ha advertido a su madre que desahuciará de su casa en Torrent si no hace efectivo el pago de un crédito de unos 70.000 euros que firmó su marido y por el que aún debe 42.000 euros. Los responsables de la oficina donde firmó la hipoteca señalaban ayer que la negociación para «reestructurar» su deuda aún no se ha cerrado, pero que se trata de una gestión de la que ya no se ocupan en Alaquàs, sino en unas oficina de Valencia.

Pero ¿por qué iban vestidos de zombis Gema, su hermana y otros miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipotecas (PAH) de la Hoya de Buñol-Chiva que participaron en la protesta? ¿Por qué interpretaron el «Thriller» de Michael Jackson a las puertas de la entidad bancaria? «Cada vez que Gema y su madre han acudido a la oficina de Alaquàs a buscar una solución a su problema, se les exigió la firma del difunto (es decir, el firmante de la hipoteca) como condición indispensable para reestructurar la deuda», explicaba ayer un portavoz de la PAH. «¿Qué tenemos que hacer, resucitar a mi padre para que firme?», se preguntaba ayer Gema.

La madre de Gema tiene 64 años y es viuda desde hace dos, cuando su marido falleció de cáncer de pulmón. Cuando en 2006 firmó la hipoteca con Bankia, adquirió también un seguro de vida vinculado a la operación que garantizaba el pago de unos 33.000 euros. Pero, según denuncia también la PAH, la aseguradora se ha negado a efectuar el pago del seguro al considerar que el firmante «mintió» en el cuestionario que le pasó la aseguradora, algo que la familia niega rotundamente.

«Mi madre paga cada mes 150 euros de la hipoteca, ya que con los 800 euros que cobra de pensión no puede hacer frente a los 400 euros de cuota hipotecaria que le exige el banco. Si la aseguradora cumpliera el contrato y pagase el seguro de vida de mi padre, a mi madre sólo le quedaría por pagar 9.000 euros „subrayaba ayer Gema„. Le hemos pedido a Bankia que, como beneficiaria que es del seguro, nos hiciese una quita y reestructure la deuda mientras se resuelve el litigio que mantenemos con Aseval».

Gema reconocía ayer que la entidad bancaria ya no le pide que su padre avale con su firma la petición de reestructurar la deuda. «El que ahora es responsable del caso flipó con lo de la firma de mi padre», aseguraba ayer. «Pero hemos estado dos años presentado escritos, más de 700 folios, y hasta ahora no se han dado cuenta de la barbaridad y de lo mal que nos lo están haciendo pasar».