Más de un centenar de personas se concentraron ayer por la tarde en la estación de metro Burjassot-Godella y cortaron de forma simbólica el paso a nivel —ubicado en la avenida Ausiàs March— para reclamar al Consell el soterramiento de las vías de las líneas 1 y 2 de Ferrocarrils de la Generalitat (FGV) a su paso por el municipio. En uno de los pasos peatonales de la citada estación, el pasado mes de febrero falleció un hombre tras ser embestido y arrastrado por el tren. Fue un accidente, uno más —en este caso mortal— de los que a menudo se producen en los núcleos urbanos donde los peatones no tienen otra opción que convivir con el riesgo que entraña el tráfico rodado —no sólo el ferroviario— en superficie.

La concentración, convocada por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Burjassot, contó con el apoyo del ayuntamiento (asistió el alcalde Rafa García y representantes de todos los partidos políticos de la corporación) y de distintos colectivos que, con el lema «Por dignidad: soterramiento de las vías ya» instaron a la Generalitat a acometer de manera prioritaria las obras de este proyecto, aprobado desde hace más de una década, y exigieron a la administración mayor compromiso en la seguridad vial. Los manifestantes pidieron «el fin de las muertes» en accidentes que se podrían evitar con una mejor infraestructura del ferrocarril. El presidente de la federación vecinal, Arsenio Moraga, leyó un manifiesto en el que exigía «que nos quiten el miedo a pasear por nuestro barrio».

Con su acción reivindicativa, los vecinos también denunciaron «la contaminación» que causan los vehículos detenidos en los pasos a nivel, así como «el impacto ambiental» del paso de los convoyes a escasa distancia de las viviendas y «el impacto social» de la actual infraestructura ferroviaria, pues las vías dividen en dos partes tanto al barrio del Empalme como al de Lauri Volpi, lo que supone a sus residentes dar grandes rodeos para llegar a un sitio cercano en sus desplazamientos.