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La canciller alemana, Angela Merkel, no quiere perder el tiempo una vez conseguido su objetivo de gobernar con los liberales del FDP tras las elecciones del domingo y ayer se fijó como meta el 9 de noviembre, fecha del 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín. Las negociaciones de coalición, sin embargo, se auguran complicadas por las diferencias en algunas cuestiones. Todos los analistas coinciden en señalar que el buen resultado logrado por el FDP (un históorico 14,6%) augura unas conversaciones duras con la CDU, en las que intentarán imponer su punto de vista, sobre todo en lo relativo a la situación económica del país y en materia fiscal. Entre los puntos de fricción, la bajada de impuestos, que la CDU quiere que sea por valor de 15.000 millones de euros y el FDP de 35.000 millones de euros.

En este sentido, Merkel reiteró ayer su compromiso de bajar los impuestos, aunque no precisó cuándo. La canciller aclaró que se hará en dos fases y éstas podrían tener lugar "en 2011 y 2012, o podría ser en 2011 y 2013, o en 2012 y 2013". "Esas son las tres posibilidades", aseveró.

Merkel se entrevistó ayer tarde en la cancillería con el líder del Partido Liberal (FDP), Guido Westerwelle, para tratar de fijar un calendario para la formación de la coalición, que la CDU confía iniciar la próxima semana. Merkel indicó que uno de sus objetivos en estos momentos de crisis será asegurar el empleo e intentar crear nuevos puestos de trabajo, y aseguró que no dará "marcha atrás" en lo que respecta a la creación de un salario mínimo. A este respecto, Westerwelle, que aspira a convertirse en el ministro de Exteriores del nuevo gobierno, señaló que "unos impuestos justos son la base para unas finanzas del estado saneadas".

Müntefering sugiere que se va

Por otra parte, en el Partido Social Demócrata (SPD) intentan capear la crisis después de que el 23% alcanzado el domingo sea su peor resultado desde los comicios de 1953, cuando lograron el 28,8%. Cada vez son más las voces que piden la salida de su presidente, Franz Müntefering, y un giro a la izquierda en el programa político.

El propio Müntefering dejó ayer abierta la puerta a su marcha en la convención del partido de noviembre en Dresde. "He dejado claro que conozco mis responsabilidades como presidente del partido", aseveró, añadiendo que para él es "completamente equivocado huir".

En cuanto a las especulaciones sobre su renuncia, Müntefering afirmó que "están cerca de la verdad" y aclaró que ahora lo que quiere es ayudar al partido a que "se prepare para los tiempos que vienen".

Respecto a la tesis de que el candidato Frank Walter Steinmeier asuma no sólo la jefatura del grupo parlamentario, sino también del partido, Müntefering apoyó esta opción al señalar que sería "totalmente aceptable".