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Las relaciones entre Israel y Turquía, importantes aliados durante la Guerra Fría y la década de 1990, se han enfriado durante los últimos dos años y están al borde de la ruptura total. El ataque de ayer a una flota con ayuda humanitaria -compuesta en su mayoría por activistas turcos- con destino a Gaza, en el que murieron al menos nueve personas, ha dado la puntilla a esa antaño férrea alianza.

"Las relaciones entre Turquía e Israel han llegado al borde de la ruptura", es la conclusión de un artículo publicado ayer por el laboratorio de ideas turco Centro de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales de Turquía.

Los lazos entre ambos países -que son especialmente fuertes en los sectores militar, turístico y energético- comenzaron a resentirse tras el ataque de Israel a la Franja de Gaza a finales de 2008, ya que dieron al traste con los esfuerzos de Ankara por mediar en el conflicto entre Siria y el Estado hebreo, que habían sido mantenidas en secreto durante ese año.

La población turca es mayoritariamente pro-palestina en el conflicto árabe-israelí y durante el último ataque de Israel a Gaza las muestras de simpatía por la causa palestina se multiplicaron en las calles de Turquía.

Posteriormente se produjo un polémico episodio durante la cumbre del Foro Económico en Davos (Suiza) en 2009, cuando el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, consideró que en un debate con el presidente israelí, Simón Peres, no se le permitió expresar su punto de vista y abandonó la sala enfadado.

Este gesto hizo las delicias de los musulmanes de Oriente Próximo que consideran que la mayoría de los regímenes árabes han dado la espalda a los palestinos, por lo que Erdogan se convirtió en un símbolo contra las políticas represivas de Israel.

Tampoco la de ayer ha sido la primer vez que l as fuerzas israelíes matan a activistas internacionales. La última fue la estadounidense Rachel Corrie, en 2003 aplastada por un tanque en Gaza, aunque los incidentes ocurrieron de forma aislada; no hay registros de un ataque coordinado como el de la madrugada de ayer.

El ataque se ha producido en un ambiente de fuerte tensión entre las autoridades israelíes y las organizaciones humanitarias que operan en territorio palestino, que hace meses que denuncian restricciones a su libertad de movimientos para impedir su trabajo. "Las restricciones empezaron tras la guerra de Gaza. Desde entonces tenemos muchos problemas para lograr los permisos israelíes", dijo el británico Adie Mormech, del Movimiento Internacional de Solidaridad. Mormech, que trabaja en el interior de la franja palestina, explicó que esas restricciones administrativas israelíes han hecho descender de manera drástica el número de activistas humanitarios internacionales que cuentan con permiso para residir en Gaza. "El problema para los israelíes es que la guerra de hace un año -en el que murieron 1.400 palestinos, en su mayoría civiles-, provocó tal rechazo en todo el mundo que están desbordados y tratan a los activistas como a los palestinos", dijo.