El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer una cuarta ronda de sanciones contra Irán por su programa nuclear con doce votos a favor, la oposición de Turquía y Brasil y la abstención de Líbano. Tras cinco meses de discusiones, el nuevo paquete de sanciones recibió el apoyo de las principales potencias, pero salió adelante con menor respaldo que las resoluciones anteriores, adoptadas a partir de 2006.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, declaró tras la votación que el Consejo había cumplido con sus "responsabilidades" e instó a Irán a escoger ahora "el camino más inteligente".

EE UU, Reino Unido, Francia y Alemania defendieron desde el principio duras sanciones que contemplaban castigos directos contra el sector energético iraní, aunque la presión de China y Rusia terminó por suavizar algunos aspectos.

La nueva resolución contempla medidas contra los bancos iraníes en el extrerior si se sospecha que están relacionados con los programas de misiles o de desarrollo nuclear de Irán, así como una vigilancia sobre toda transacción que incluya a una entidad financiera conflictiva, incluido el Banco Central iraní.

Amplía el embargo de armas

Asimismo, amplía el embargo armamentístico contra Teherán e incluye una "lista negra" con unas 40 empresas y el nombre del director de las instalaciones donde se procesa el uranio, Javad Rahiqi. El documento recoge, además, una inspección de mercancías por barco similar a la contemplada actualmente para Corea del Norte.

Los embajadores de Brasil y Turquía declararon antes de la votación que no veían motivo para imponer una nuevas sanciones, algo previsible tras la firma el mes pasado de un acuerdo tripartito para el envío de uranio iraní a territorio turco. El objetivo es que Irán reciba combustible para un reactor de investigación médica, aunque la comunidad internacional apenas ha valorado este pacto.

"No tiene valor"

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, respondió de inmediato que el nuevo paquete de sanciones "no tiene valor" y "debería tirarse a la papelera como un pañuelo usado".

"La resolución fue una medida equivocada. No fue un paso constructivo para resolver la cuestión nuclear. Complicará aún más la situación", advirtió el portavoz del Ministerio iraní de Exteriores, Ramin Mehmanparas. Las autoridades iraníes reiteraron su defensa del programa nacional de enriquecimiento de uranio y apostaron por seguir adelante con esta iniciativa "pacífica".