El presidente del Consejo Nacional Transitorio (CNT) libio, Mustafa Abdulyalil ha pedido a los libios que celebren mañana el primer aniversario del levantamiento popular que acabó con 42 años de dictadura, sin armas y con sencillez.

"Debido a las heridas no curadas quiero insistir en que las celebraciones deben ser sencillas y sin armas", dijo Abdulyalil a la radio estatal libia.

El CNT quiere dejar atrás el tiempo de las armas, de las milicias revolucionarias, algunas de las cuales se resisten a ceder el testigo al poder central y mantienen su ley en los territorios que controlan, como denunció hoy la ONG internacional Amnistía Internacional (AI).

El presidente del CNT anunció que con motivo del primer aniversario todas las familias libias recibirán 2.000 dinares (unos 1.200 euros).

Como parte de estas medidas, destinadas a paliar el descontento existente en muchas ciudades debido a que las condiciones de vida aún no han mejorado, a pesar del fin de la guerra el pasado 20 de octubre, el CNT ha decidido también, que cada miembro de la familia recibirá otros 200 dinares.

Además, como las celebraciones coinciden con un día festivo, el viernes, el CNT también han declarado el sábado día 18, jornada no laboral.

Por su parte, el primer ministro libio, Abderrahim al Kib, ha instado una vez más a la creación de un estado civil y constitucional y ha llamado a la cooperación, la transparencia y la lucha contra la corrupción.

En unas palabras recogidas hoy por la agencia oficial y que pronunció durante una reunión de jeques en la ciudad oriental de Susa, Al Kib mostró su esperanza de que Libia pueda atracar en un puerto seguro "a través del diálogo".

"Las decisiones del Gobierno no son más que tinta en un papel si no responden todos, el Ejecutivo, los gobiernos provinciales, las sociedad civil y el sector privado, para construir una nueva Libia", dijo.

Asimismo, advirtió de que un "error puede echar por tierra la gran oportunidad histórica que tiene Libia", una oportunidad que según Al Kib no se va a volver a repetir.

"Queremos construir Libia como la construyeron nuestros padres tras la independencia", agregó antes de subrayar: "Hoy celebramos el final de la tiranía, que es el comienzo de una nueva lucha que requiere la participación de todos".

Un año después del comienzo de la revolución y cuatro meses después de la caída del último bastión del antiguo régimen y de la muerte de Muamar el Gadafi, el 20 de octubre, el poder central aún se enfrenta a numerosos retos.

Amnistía Internacional denunció hoy en un informe titulado "Las milicias amenazan las esperanzas de una nueva Libia" que estos grupos que operan en Libia cometen abusos de los derechos humanos y están "fuera de control".

Según AI estas milicias actúan con impunidad y crean inseguridad y problemas para reconstruir las instituciones del Estado.

Asimismo, el acoso a los periodistas de estos grupos que reclaman ser llamados "revolucionarios" es cada vez mayor, como ha podido constatar Efe.

En los últimos meses, y siempre que ha estallado algún tiroteo o conflicto armado entre distintas milicias, han puesto cada vez más obstáculos, han impedido la labor de los periodistas reteniéndoles o quitándoles su material e incluso les han golpeado con total impunidad.

Pero no sólo la insumisión de algunas milicias, cuestión que oficialmente se intentar evitar o al que se quiere restar importancia, preocupa a las autoridades.

La seguridad del país debido al lento avance de la creación de la Policía y del Ejército, la falta de control en las fronteras, la paralización de muchas instituciones o el mal funcionamiento de otras, son obstáculos que no acaban de superarse.

Recientemente, el ministro de Juventud y Deportes, Fathi Tarbul, desmarcándose de sus compañeros de Ejecutivo, comentaba que personalmente creía que las elecciones, previstas para mediados de año, deberían retrasarte al menos doce meses.