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Bombeja agustinet!

Hacerla gorda

Ni una victoria eléctrica y sufrida como la del pasado lunes antes Las Palmas ha conseguido concitar el aplauso unánime del levantinismo. Sí, siempre hay margen para la mejora, pero una falta de entendimiento entre el portero y el central (un error como sucede en todos los estadios cada domingo) no puede ser el pretexto para afearle de nuevo su capacidad al tipo que ha traído a Deyverson (el negre con mejores registros que Caicedo, Koné, Martins y Barral), a Lerma, un fuera de serie por el que ya suspiran unos cuantos clubes europeos, y a tantos otros, entre ellos Mariño, un guardameta de 25 años, con una enorme proyección y que puede marcar época. Y mucho menos para recriminar nada al entrenador que ha conseguido dar la vuelta a la tortilla, devolver el fútbol a las botas de sus pupilos y reinstalar la ilusión y la esperanza en grada y palco.

Existen levantinistas de un cenizo sublime: después de vencer el duelo decisivo frente a los canarios, sin tregua para la alegría, hay que escuchar y leer que todos los futbolistas que fichan el resto de equipos son mejores que los que trae el Llevant; todos los rivales mueven el balón como los ángeles y no cometen errores; y, en definitiva, el fútbol es una ciencia exacta donde todo debe funcionar como un reloj suizo, especialmente en el Llevant. Y ganar 6-0 a los rivales. La sombra de la PlayStation es alargada. Pero esto es fútbol: hay sudor, sangre, codazos, amagos de infarto, escupitajos, aliento, insultos, olor a Reflex, patadas y de vez en cuando alguna escena de fantasía, como el slalom con sombrero que nos regaló Rossi en su debut.

Seamos claros: el Llevant tiene futbolistas con talento y futuro y ha completando un proceso de rejuvenecimiento un tanto traumático, pero no es menos cierto que durante la actual campaña ha tenido mala suerte en algunos encuentros (y ha sufrido errores arbitrales) y lo normal, a estas alturas, sería contar con seis puntos más, que pondrían al Valencia CF, por ejemplo, a tiro de piedra. Y sí, el de Faura se equivocó al elegir a Alcaraz para dirigir el proyecto 2015-16, un error de graves consecuencias que no se debe valorar sin contextualizarlo en el conjunto de su trayectoria. La situación se ha complicado por la dinámica negativa del equipo, que no sabía a qué jugaba con el granadino, y la ansiedad derivada de ello y de la falta de resultados positivos. Y como els diners i els collons estan per a les ocasions el club trajo primero a Rubi y ahora a Cuero, a Rossi y, ayer mismo, a Medjani, para apuntalar el equipo, a pesar de que en la victoria del lunes pasado apenas Giuseppe tuvo una pizca de protagonismo, lo que da buena cuenta de la capacidad de la plantilla confeccionada en verano para salir del pozo.

Dicho todo esto y, pese a la imperiosa necesidad de sumar, hoy en un escenario muy complicado, el Llevant debe actuar en el presente con la vista puesta en el medio y largo plazo y consolidar una identidad futbolística, más allá de las urgencias. El mejor Llevant de la historia se forjó sobre una base de futbolistas que suplían con trabajo y compromiso sus limitaciones. La salida de Roger „y la continuidad de Ghilas, que no tiene ningún futuro en el club„ van en la dirección opuesta a esta filosofía; como en su día la marcha de Rodas, indiscutible en el Córdoba de Oltra y que hoy sería titular en este Llevant, que ha tenido que traer un central aprisa y corriendo. Por otra parte, la gestión económica permite, a partir de ahora, dejar de ser un club vendedor, conservar a los buenos futbolistas y hacerles partícipes del proyecto para crecer y ganar estabilidad. Y apostar de forma decidida por la gente de la casa. Es práctico y rentable. Aunque se convierta en un equipo odioso para los todopoderosos representantes. Todopoderoso es también el Sevilla que hoy, sin embargo, recibe a uno de los equipos que se le atragantan en el Pizjuán, donde hace cuatro temporadas que no vence a los granota. Es una jornada propicia para «hacerla gorda» „Rubi dixit„ y salir del descenso.

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