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Bombeja agustinet

Pepelu, Joel y la inversión en cantera

Los levantinos Pepelu i Joel han sido decisivos para que la Selección sub-20 levante el prestigioso trofeo del Cotif 2016. Ambos, sin percatarse de ello ni hacer más que aquello que les encanta (jugar bien a fútbol), marcan el futuro para un Llevant que ha mostrado a las claras su vocación de consolidarse en la elite de nuestro fútbol y hacerlo sin perder su identidad ni apostar por aventuras de inversores extranjeros. Deseamos, en este sentido, que al Elche le acompañe la fortuna para escapar del callejón sin salida en que se encuentra. De momento, los ilicitanos tienen la garantía de un proceso supervisado, con luz y taquígrafos, por el Institut Valencià de Finances del profesor Manuel Illueca. Y eso es mucho tener.Volviendo al ejemplo de Joel y Pepelu, la cantera puede convertirse en un factor determinante para el futuro de un club. Su gestión, no obstante, no es nada fácil. Si lo fuera, todos serían el Athletic. Y Athletic solo hay uno. Sin embargo es posible hacer una apuesta firme para forja un bloque futbolístico de garantías y que esta política, además, de forma puntual, permita algún gran traspaso que rentabilice todo el proceso. Entre los factores que se interponen a que los equipos apuesten por ello, destacan dos: las políticas de cantera menguan notablemente la circulación de futbolistas y, por tanto, las plusvalías de todos aquellos que participan en el proceso y que tienen un enorme poder de influencia; y los equipos más potentes y sus ojeadores, en un mundo globalizado como el actual, andan a la caza y captura de todo el talento que pueda emanar del resto de canteras. Esto, avalado con leyes que les protegen, puede llegar a ser frustrante para los clubes menos poderosos.La cantera blaugrana viene ofreciendo una cosecha excelente y, sin embargo, sin el resultado deseable. Por una parte se echa de menos la valentía para dar la alternativa a los chavales en el primer equipo; por otra falta tradición de cantera en la propia grada, donde, para muchos, cualquiera que venga de fuera es de entrada mejor que el de casa, a quien se exige más. Además es imprescindible invertir, humana y económicamente, en atar a todas las promesas y, ¡ojo!, atar no es conseguir la firma de un contrato draconiano a beneficio del club; atar es tener al futbolista rindiendo feliz en el Llevant, cobrando lo que corresponde acorde a su profesionalidad y proyección y con una cláusula razonable. Encontrar el equilibrio, como en todas las cosas de la vida, es complicado, pero el futuro del Llevant está en ello y tal vez la gestión de la cantera merezca una mayor inversión. Ya saben: para llegar a ser ese pequeño gran club con el que soñamos.

Enhorabuena. Durante la semana hemos visto retazos de la nueva y espectacular imagen que luce el Ciutat, con la referencia insoslayable al nacimiento del club decano del fútbol valenciano, del Sénia al Segura. El levantinismo merecía un hogar como este. Enhorabuena al club por la iniciativa. La siguiente estación debería ser la del prometido y anhelado Museu Granota.

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