Sin euforia« es el mantra que Muñiz repite una y otra vez. Y hace lo correcto: blinda a sus hombres ante el desbordante entusiasmo que les rodea por doquier. «Sin euforia» y «sin perdón»: el Llevant debe seguir su camino con firmeza, afrontando sus compromisos como el primer día, desde la convicción de que sólo una intensidad máxima permitirá alcanzar el objetivo. Ante el rival que se tercie, por débil que parezca.Tras el triunfo en Zaragoza (trabado, practicando un fútbol irregular y con una considerable dosis de fortuna), el Llevant se ha disparado, más si cabe, en la tabla: suma 55 puntos, deja lejos a Cádiz y Getafe (3º y 4º, con 40), y se sitúa a 17 del Oviedo, último de la promoción. Los guarismos son espectaculares, pero el trainer reitera un discurso prudente y sensato, sin confianzas, pues restan 17 partidos y 51 puntos. Tendría que darse una hecatombe sin precedentes para que el Llevant no fuese equipo de Primera el año que viene, pero es inevitable tener presente que este es el club del «lo siento por mi amigo Mateo Alemany», del volver a empezar, del ecijazo y del yunque de la adversidad, tan clásico como el jersey de las barras azulgrana. Lo cierto es que quedan ocho partidos por disputarse en Orriols y que sólo con esas victorias, aunque en el improbable y nada deseable caso de que se perdieran todos los partidos a domicilio, la escuadra levantina se marcharía a los 79 puntos.
Esto da una dimensión de lo bien que se han hecho las cosas hasta la fecha. El Llevant ha conseguido el 73% de los puntos en disputa. De seguir con este porcentaje acabaría con 92 y batiría el récord de puntuación en Segunda, fijado por el Deportivo 2011-12 (91). Pese a todo el Llevant de Muñiz no muestra una superioridad aplastante ni despliega un fútbol vistoso. De sus 17 victorias, 12 han sido por la mínima y dos futbolistas han marcado la diferencia con sus goles: Jason (7) y Roger (15) son responsables de 40 puntos. Las victoria las trabajan todos, sí, pero esos 22 goles han sido determinantes. También que el equipo sea, con diferencia, el menos goleado (0,68 goles por partido). Muchos equipos están pendientes del tándem Jason-Roger, ambos con contrato hasta 2019; el gallego tiene una cláusula de 12 millones, y el valenciano de 8 (15 en Primera), pero es imprescindible adecuar la ficha de Jason a su rendimiento (el peor pagado de la plantilla, 60.000 ? anuales) para evitar otro caso Camarasa.
Y esta tarde hay que evitar a toda costa que la euforia se traslade al césped. El Córdoba del káiser Rodas llega en zona de descenso y va a comerse la hierba, si hace falta. Ante esto no caben actitudes timoratas; hay que actuar sin euforia y sin perdón. El Llevant debe salir a morir para que Orriols sea hasta el final el fortín que certifique el ascenso granota.
