Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La ilusión recuperada

Y sí, el levantinismo regresó a la Fuente de las Cuatro Estaciones, y lo hizo en masa, para celebrar como tocaba un impecable y épico retorno a la máxima categoría del fútbol español. Durante los diversos parlamentos que tuvieron lugar, el presidente, Quico Catalán, recordó el fatídico partido de Málaga en el que se consumó el descenso la temporada pasada. Ese fue el día que los números pusieron fin al proyecto deportivo que, hasta entonces, había capitaneado Manolo Salvador, alcanzando el club bajo su gestión sus mayores éxitos deportivos.

Para muchos el hundimiento emocional tuvo lugar antes, en Granada. Ese día la estocada fue mortal y directa al corazón del levantinismo. Durante meses, un manto de tristeza envolvió el ambiente granota, y los aficionados temían por el rumbo deportivo y económico que iba a tomar la entidad. Por ello, uno de los grandes aciertos fue el pronto nombramiento de Tito como director deportivo.

Este movimiento permitió comenzar una transición y adaptación rápida a la Segunda División a todos los niveles. Si bien hubo quienes cuestionaron su elección, debido a su inexperiencia, con una pareja de baile de lujo como Carmelo del Pozo, el Levante supo rehacerse, y (re)construir un equipo a la medida de un técnico de pies de plomo como Muñiz.

Tan pronto como arrancó la competición, todas las dudas se disiparon. Desde el primer día el conjunto azulgrana se postuló como favorito, y ese rol de líder indiscutible e indiscutido lo ha mantenido hasta conseguir el objetivo, gracias especialmente a un factor determinante: la regularidad.

No es menos cierto que en este tramo final parecía que en Orriols las fuerzas andaban escasas. Con el ascenso ya en el horizonte, ha habido momentos de relajación que desde el banquillo se han querido disipar en todo momento, con cambios en los onces iniciales, y planteamientos conservadores donde puntuar a toda costa estaba por encima de cualquier otra valoración.

El partido, de algún modo, condensó lo que ha sido el equipo durante este año. Fases de juego arrollador, momentos de indecisión inexplicables, y capacidad para sufrir -y un punto de suerte siempre presente- para acabar amarrando el resultado.

Ahora, es momento de mirar hacia el futuro con optimismo, con unas perspectivas económicas inmejorables, puesto que jugadores como Deyverson y Camarasa (descartes por clamor popular) supondrán a buen seguro un importante ingreso para las arcas del club, a lo cual cabe sumar la ingente cantidad procedente de los derechos televisivos. La senda de estabilidad presupuestaria, reducción de la deuda y expansión del proyecto parece asegurada si se mantienen los cimientos del presente curso.

Proyectos ambiciosos como la renovación del Ciutat, o la construcción de una nueva ciudad deportiva en Nazaret pasarán a convertirse en realidades más factibles.

Todo con una masa social fiel y consolidada, a pesar de la pérdida de categoría, y con lo más importante; la ilusión recuperada. Volvemos, y no de paso.

Compartir el artículo

stats