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Retorno a lo grande

Retorno a lo grande

La bombonera granota lo será aún más con el regreso a Primera, tras el espectacular «restyling» de su fachada exterior. En el interior la piel de las gradas cobrará mayor esplendor si cabe: 20.000 socios -con la campaña aún en marcha- teñirán Orriols con su aliento para tumbar a un rival superior. Para tener opciones la escuadra granota deberá poner el pie con saña en cada lance, morder la hierba, ser contundente en defensa -desde el ariete al guardameta- y aprovechar cualquier opción en ataque. El Villarreal, con un proyecto de largo recorrido, ha construido una plantilla para Champions y consolidar su inequívoca vocación europea. En su reverso, a apenas siete quilómetros, el CD Castellón inicia su séptima temporada consecutiva en Tercera, con renovadas ilusiones tras la dimisión de Cruz y con el abrumador umbral de 10.000 socios en Tercera, algo insólito en los tiempos que corren. Sin duda, la hinchada del club «orellut» merece que llegue por fin su particular primavera, como sucedió en el Llevant tras la salida de Villarroel.

10.000 en Castalia y 20.000 en Orriols. Se dice pronto. Superar la barrera de los 20 millares es una gesta sin precedentes en las casi once décadas de historia del club levantino. Camino de los 50 años de la inauguración del Nou Estadi Antonio Román, esas gradas pobladas cada domingo han sido el anhelo de generaciones y generaciones de granotes, un sueño que al fin se hace realidad. Quico Catalán sabe que en el fútbol del futuro, en la órbita de la virtualidad, el forofismo a distancia y las retransmisiones para Asia, habrá un factor diferencial y decisivo para estar entre los grandes: abarrotar los estadios de ilusión. La realidad no puede ser más esperanzadora. Y, sin embargo, si difícil ha sido llegar hasta aquí, mucho más será consolidar el logro, fidelizar al levantinismo y garantizar así un futuro de prosperidad más allá de la caprichosa danza del balón en su camino a la portería. Un reto maravilloso, por otra parte.

Todo este optimismo, fruto de una ilusión más que justificada, podría refrendarse con una ambiciosa campaña de venta de acciones a los abonados, contribuyendo al noble propósito expresado por el nuevo y flamante presidente de la Fundació, Vicente Furió, de que el Llevant llegue a su segundo centenario y que siga siendo «el club dels valencians», leyenda que luce en una tipografía colosal sobre el nuevo envoltorio de Orriols. Se me ocurren pocas formas mejores de fidelizar a esos 20.000 levantinos que ofrecerles la posibilidad de adquirir un pedacito de su club.

Eso y arraigar al Llevant en nuestra tierra. En este sentido es magnífica la iniciativa de amenizar el descanso del derby con la Muixeranga d´Algemesí, patrimonio de la Humanidad por la Unesco y orgullo de todos los valencianos, de Vinaròs a Orihuela. Es el camino. Sin duda.

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