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Análisis

Muchas altas, pocos refuerzos

Muchas altas, pocos refuerzos

El parón liguero ha supuesto una bendición para el levantinismo, al poner en estado de espera los brotes de alarmismo que han surgido tras las dos últimas derrotas frente a Betis y Alavés. La volatilidad de la grada le ha jugado una mala pasada al equipo, y quizás este sea un buen momento para coger aire, calmar las aguas y recuperar la seguridad en un proyecto cuyo crédito está muy lejos de agotarse.

Bien es cierto que las victorias enmascaran las carencias, y el sentimiento de ilusión colectiva que traen consigo anula por completo la capacidad de autocrítica. El aval del ascenso, y la apuesta por la continuidad del bloque que lo logró, son los pilares sobre los que se sustenta la confianza del aficionado en esta plantilla.

Sin embargo, si analizamos esta cuestión desde el prisma inverso, existe un mal endémico presente en la configuración de la escuadra de esta temporada: la mayoría de fichajes no está sumando.

La excepción de Bardhi, y en menor medida de Ivi, confirman una máxima que con la acumulación de bajas por lesión ha quedado en evidencia; la mayoría de incorporaciones no tienen la confianza del entrenador, y su presencia está siendo absolutamente testimonial.

La conclusión es evidente, Muñiz dispone de menos recursos y alternativas de lo que inicialmente se presuponía, lo cual 13 altas después, es como poco, para hacérselo mirar.

El Levante de la política de fichajes a coste cero es cosa del pasado. La creciente tarta de los ingresos derivados de los derechos televisivos ha otorgado capacidad de gasto a todos los clubes de la liga, incluso a los más humildes recién llegados a la categoría.

Ahora bien, en tanto que se amplía la capacidad adquisitiva en el mercado de futbolistas de estas entidades, también lo hace en la misma proporción la presión que deriva del pago de traspasos. Cuesta acertar, pero a los pequeños no hacerlo le sale demasiado caro.

El ´caso Cuero´ aún resuena en la memoria de muchos granotes. El fichaje más caro de la historia del conjunto de Orriols fue un fiasco sin paliativos, y el temor de esta temporada es que importantes inversiones como las que se han realizado por Boateng, Doukuré y Langerak, sigan el mismo camino. La baja de Lerma ha puesto de manifiesto esta brecha de confianza de forma explícita.

Por suerte, la mejor garantía de éxito es la continuada -y justificada- apuesta que ha realizado el entrenador por los héroes de la gesta histórica del pasado curso.

La pregunta que surge ahora es si el actual statu quo viene motivado por elección, o por obligación, y por tanto, si el periodo invernal ha de servir para enmendar lo que a todas luces es un proyecto de cimientos sólidos, pero que no ha sabido rentabilizar el dispendio en nuevos reclutas para la causa.

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