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Muñiz es el único que puede y debe

Muñiz es el único que puede y debe

Seis jornadas ya sin ganar y lo que es mucho peor: Muñiz sigue sin dar con la tecla. De poco sirve empatar en el Bernabéu o ganar al Villarreal si luego se pierde frente a Betis, Alavés y Girona y se empata ante Espanyol, Getafe y Eibar. Tres puntos de 18 antes los rivales de tu Liga. Escasamente merecidos, para más inri. Un balance nefasto. Números (y sensaciones) de los que preconizan tragedias. Ahora ya es un clamor lo que algunos veníamos advirtiendo hace semanas: el desbarajuste táctico, la falta de cohesión, la intensidad intermitente, el alma dañada. Los acólitos del régimen y los ingenuos, los que nunca comprendieron la labor fiscalizadora del periodismo ni la crítica constructiva venían, mientras tanto, con milongas. Ahora ya no. Ahora han decidido que ya deben sonar las alarmas.

Tarde y mal, como siempre. Porque esto no va de linchar a Muñiz, que es un buen entrenador, pese a su escasa experiencia en la elite. Primera es otro mundo. Que se lo digan, si no, a algunos futbolistas que todos tenemos en mente, indiscutibles en Segunda; frágiles e irregulares ahora. Pero hay margen de reacción. Para Muñiz y para la plantilla, uno y otros mucho mejores de lo que han demostrado hasta la fecha.

¿Motivos para la esperanza? El principal: que este mismo Llevant que ahora ofrece un fútbol horroroso, sin chispa ni intensidad, taciturno, previsible y tierno en defensa, era todo lo contrario en el inicio liguero.

¿Qué ha cambiado? Se lesionó Iván y después Jason y aquella banda, que había funcionado muy bien, se convirtió en un dolor de cabeza; Postigo y Chema comenzaron a ofrecer síntomas preocupantes, tal vez porque Lerma se centró en achicar agua del carril derecho, perdiendo parte de su potencial en el centro; Toño y Morales, desequilibrantes en ataque, se mostraron después intermitentes; con Lerma arromangado en defensa, la medular se resiente y a Campaña y Bardhi apenas les llegan balones con que armar diabluras. ¿Se puede reconstruir todo esto? Sin duda. Y más aún si se empieza a contar con futbolistas prácticamente inéditos en Liga.

Pese a todo, no hay que desestimar la importancia de las dinámicas en el fútbol. Cuando es ascendente, sale todo; al revés, nada; y entonces el único antídoto es truncar la racha, no con un atisbo, como la primera mitad en Ipurua, sino con firmeza y continuidad. El calendario se complica: al Llevant le queda Insular, Rosaleda, Pizjuán y Camp Nou; por Orriols desfilarán Atlético, Athletic, Leganes y Celta. Pero lo peor llega con la segunda vuelta: Villarreal, Deportivo, Valencia y Real Sociedad a domicilio; y Madrid en casa. Para empezar. Al Llevant no le queda margen de error antes rivales de su Liga o, a finales de febrero, la situación podría ser dramática. No es un problema de futbolistas ni de plantilla. Hay que cambiar de dinámica y recuperar sensaciones. Y Muñiz es el único que puede y debe conseguirlo.

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