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El lermismo

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Recuperar el orgullo perdido sobre el terreno de juego es una de las asignaturas pendientes en el actual Levante. Por eso partidos como el del pasado viernes en el Pizjuán sirven para rearmar la confianza evaporada, tras una enorme escasez de puntos, producidos a causa de de la errática planificación deportiva de esta temporada.

No se ganó, tampoco se hizo un partido especialmente vistoso, y las ocasiones favorables al conjunto azulgrana fueron contadas. A pesar de ello, un halo de esperanza ha recorrido todo el levantinismo, porque tras demasiadas semanas de rumbo errático, se volvió a ver un bloque competitivo con una de idea de juego definida.

Los ánimos estaban más que tocados tras el último partido en casa, que terminó en derrota frente al Athletic Club. A pesar de la fe ciega de algunos seguidores, tal y como pronosticamos, la paupérrima imagen ofrecida ante los bilbaínos abrió la caja de los horrores, con peticiones abiertas de destitución de Muñiz.

En un año con muchos más errores que aciertos, lo peor que podría hacer Tito es justamente generar aún mayor inestabilidad, dando por liquidada la idea de un proyecto continuista y de éxito la pasada campaña, sin tener en ningún caso, recambios suficientes para poder llevarla adelante. Un giro tan radical sencillamente no sería sostenible.

En otras palabras, el problema no está en el banquillo, sino en el nefasto balance del mercado de fichajes en lo que va de curso.

Ahora mismo lo que se necesita es aportar certezas, trasmitir serenidad, a través de la ejecución de un plan de refuerzos que, a día de hoy, resulta ineludible.

En esa labor de suma en positivo, los granotas tienen un arma de destrucción masiva: Jefferson Lerma. Un jugador sobre el que siempre ha pesado una -difícilmente explicable- sombra de sospecha que, con el paso del tiempo, ha quedado absolutamente disipada. El colombiano es la mejor herencia que pudo dejar Manolo Salvador. Se trata sencillamente de un jugador descomunal, todoterreno, físicamente arrollador, y además, con Muñiz ha crecido ampliamente en conceptos y posicionamiento táctico.

Posiblemente será la próxima gran venta de la entidad, a la espera de ver cómo deriva su situación contractual. Mientras tanto, disfrutemos de él, recemos para que esté disponible todos los minutos que restan, porque su presencia es en la actualidad absolutamente determinante.

Es el tiempo del lermismo.

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