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Roger on fire!

Roger on fire!

Rémy y Koné? Va a ser que sí. Cuando ustedes lean esto es posible que ya esté anunciado el primero y a punto de hacerse oficial el segundo. Con un coste económico difícil de justificar, sobre todo ante el resto de futbolistas de la plantilla, sujetos a unos razonables topes salariales. El objetivo era reforzar la delantera, claro, truncar la sequía goleadora, aunque el equipo sangrara tanto o más en otros frentes. Sin embargo, lo cierto es que, aunque no llegara nadie, el ataque ya se ha reforzado con la reincorporación del fichaje estrella del invierno, Roger Martí, y con la reactivación de Boateng, que va mostrando, aún con cuentagotas, los motivos por los que se le firmó. Todos los futbolistas, y en especial los delanteros, necesitan confianza y cierta continuidad.

Y para muestra, un botón: existe ansia por ver a Roger de nuevo sobre el césped, pero hay que recordar que, antes de irse a Valladolid cedido, hace dos años, la fortuna le volvió la espalda, las porterías se le hacían minúsculas y los travesaños, enormes. En aquel momento crítico ni Alcaraz ni Salvador creyeron en él. Tampoco una parte de la grada; los mismos aficionados que le silbarán, a Roger (o a Rémy, o a Koné), si no marca goles de inmediato y el Llevant no puntúa. Es el virus que surge de ese cóctel explosivo en que se mezclan resultadismo, redes sociales y la pérdida de perspectiva de quiénes somos. Es algo corriente, que viene sucediendo en todas partes, pero no tiene sentido que Quico se vea arrastrado por este delirio, aunque la situación le recuerde, entre sudores fríos, a la temporada del último descenso. Porque las cifras que se barajan son un disparate total. Cada una de las dos operaciones, de alto riesgo ambas, costarían prácticamente lo mismo (o más) que el fichaje más caro de la historia levantina.

La realidad granota hay que interpretarla desde la óptica granota, con la humildad y sensatez que nos trajo hasta aquí. Y más cuando el Llevant tiene plantilla suficiente para quedarse en Primera, como se ha demostrado desde que Muñiz da opciones a futbolistas hasta ahora casi inéditos. Ante el Celta, en la segunda mitad, cinco de los once eran fichajes, mas Pier, que apenas había jugado. Y el Llevant mereció remontar el partido. Contribuyó también a ello el cambio táctico del soporífero y habitual 4-5-1, con trivote medular, al 4-2-3-1 que redundó en la firmeza del equipo y permitió generar ocasiones como hacía meses no se veían. Esperemos que el míster, tan reacio a todo cambio, tomara nota.

Roger está on fire al fin, tras aquel odioso Almería-Llevant de julio en que se rompió. Muñiz le ha rogado paciencia. Habría que pedirla más bien a un sector de la hinchada. Ojalá empiece marcando de dos en dos, pero lo normal será que necesite ritmo de competición para ofrecernos su mejor versión. Su presencia y la segunda parte ante el Celta son el clavo ardiente al que se aferra el levantinismo para ir al Madrigal con esperanza.

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