Más canas, pero lucidez y energía. Ésa era la sensación general que ofrecieron los alcaldes democráticos de Sagunt durante el homenaje que les rindió el ayuntamiento en el salón de plenos; una cita en la que solo el socialista Manuel Carbó tuvo que delegar la asistencia en un familiar por motivos de salud.

En concreto, fue su hijo Manuel Carbó quien recogió una placa conmemorativa en reconocimiento a su labor, al igual que lo hicieron el resto de expresidentes de la corporación municipal: José García Felipe (CIPS), Francisco Crispín (PSPV), Manuel Girona (PSPV), Silvestre Borrás (PP), Gloria Calero (PSPV), Alfredo Castelló (PP), Sergio Muniesa (PP) y el nacionalista Quico Fernández.

El vicepresidente de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, y la diputada autonómica, Teresa Garcia, no se perdieron este acto que se realizó el sábado por la mañana y que llegó después de 38 años de las primeras elecciones municipales. «Hemos creído que era el momento idóneo de mirar atrás con bondad, respeto y generosidad», destacó el alcalde, Quico Fernández.

Además de opinar que «respetar a los adversarios políticos para permitir que digan hasta lo que nosotros no compartimos, es probablemente la esencia de la democracia», el nacionalista aprovechó para pedir disculpas y admitir los errores «que he podido cometer tanto siendo alcalde como concejal por las confrontaciones políticas que en algunos casos hemos tenido», y manifestó que pese a que ha habido épocas de crisis y otras más benevolentes, entre todos «hemos contribuido desde nuestras responsabilidades al progreso de esta ciudad, a la mejora de las condiciones sanitarias, educativas, sociales y económicas de la ciudadanía de Sagunto y, sobretodo, a construir esta gran ciudad».

La periodista Mª José Gimeno fue la encargada de conducir la entrega de distintivos en una celebración donde no faltó una foto de grupo en las escaleras de acceso al consistorio. Esas que todos han subido y bajado tanto.