Silvia Navarro (Valencia, 1979) vivirá en Río de Janeiro su segundos Juegos Olímpicos y lo hará como una de las jugadoras más veteranas del torneo y tras llevar años como una de las mejores guardametas del mundo pese a no llegar a los 170 centímetros, algo muy poco habitual en la élite de este deporte. Ella asegura que su altura real son 169 centímetros aunque según la ficha consultada esa cifra desciende hasta los 165, algo que no hace sino dar lustre a su extenso palmarés, que en su apartado con la selección incluye un subcampeonato de Europa y una medalla de bronce mundial y otra olímpica en Londres.

Cuando se vio en el podio en Inglaterra no pensaba en llegar a Río. «¡Que va! solo pensé que era la persona mas feliz del mundo por haber conseguido medalla. Fue un momento tan especial que jamás lo olvidaré», apunta. Su colección de títulos incluye, con diferentes clubes, siete títulos de la Liga Femenina y otros tantos de la Copa de la Reina, además de varios títulos continentales, el último la Challenge EHF esta misma campaña con el Rocasa Gran Canaria, pero asegura que es la misma que era cuando empezó a jugar en el Mar Valencia. «Queda lo mismo que era, mis años en Valencia, me forjaron como jugadora y persona y tengo que agradecer a todos lo que han hecho por mí. Los tengo siempre en mi me mente y mi corazón. Sigo siendo la misma pero más viejita», bromeó.

Fue en Valencia donde su altura le costó sus primeros disgustos pero también donde empezó a crecerse. «Al final no te queda otra que seguir adelante e intentar suplir tu falta de altura con potencia de piernas y con velocidad, por eso tengo que agradecer a mis entrenadores que insistiesen tanto y me dedicasen tanto tiempo, gracias de corazón», les dice. Tampoco tiene fecha para su retirada profesional ni destino posterior decidido.