Los lunes, los aficionados a la ciencia-ficción tenemos un problema. Hay que elegir entre la nueva temporada de Fringe (Canal +), la maraña temporal de FlashForward (AXN) y la entrañable invasión alienígena de V (TNT). Sí, es verdad que siempre queda el recurso de zapear, pero hacer cata de muchos manjares es, como decía Séneca, no sólo propio de estómagos inapetentes sino que empacha y no alimenta. Hay que elegir entre Olivia Dunham, Mark Benford y Anna. No puedo ayudarle a elegir entre los tres, pero sí podemos intentar entender qué significa su elección. Santo Tomás de Aquino nos enseñó que aunque no se puede obtener un perfecto conocimiento de la causa a través de efectos no proporcionados a la causa, sí es posible demostrar la existencia de la causa a partir de cualquier efecto. Así, según santo Tomás puede demostrarse la existencia de Dios a partir de los efectos de Dios, aunque a través de ellos no podamos conocer la esencia de Dios. Aplicado a nuestro problema , lo que dice santo Tomás significa que podemos obtener un perfecto conocimiento de Fringe, FlashForward o V a través del efecto de elegir una de las tres series porque ese efecto es proporcionado a la causa y, además, esa elección permite demostrar qué tipo de amante de la ciencia-ficción se encuentra detrás del mando a distancia. Si triunfa Fringe, significará que el modelo corregido y aumentado de Expediente X no ha muerto. Si triunfa FlashForward, querrá decir que el estilo científico-metafísico de Perdidos sigue vivo. Y si triunfa V, entonces habrá que prepararse para la llegada de nuevas versiones de viejos clásicos. No hay efecto más proporcionado a la causa que apretar un botón u otro del mando a distancia. No hay más esencia que la que arde en los índices de audiencia.