Por qué la mayoría de los economistas no acertó a prever la crisis actual? ¿Por qué las medidas que se están adoptando para superarla se quedan cortas y no parecen suficientemente eficaces? ¿Cómo y cuándo lograremos pasar de esta fase de incertidumbre y alto desempleo a otra de reactivación económica y creación de ocupación? Los profesores George Akerlof y Robert Shiller aportan sus respuestas a estas cuestiones en su libro Animal Spiririts, que lleva por elocuente subtítulo Cómo influye la psicología humana en la economía.

De acuerdo con estos autores, la teoría económica convencional no ha tenido bastante en cuenta una de las lecciones esenciales de J. M. Keynes tras su experiencia de la Gran Depresión de los años 30: que los estímulos que mueven a las personas no son sólo económicos ni su comportamiento es siempre completamente racional y calculador. Para comprender el funcionamiento de la actividad económica, conviene entender el modo en que ésta se ve afectada por esos «espíritus animales» que a la postre son la causa principal de las fluctuaciones cíclicas y el desempleo.

Entre los ámbitos donde se manifiestan estos «espíritus animales» aparecen de manera destacada tres: el clima de confianza que reina en la economía, el sentimiento de justicia que abunda en la sociedad y, ligado a todo ello, la percepción de que puedan extenderse ciertos comportamientos corruptos y antisociales. La reciente crisis financiera ha comportado una dramática caída de la confianza que ha paralizado los mercados de crédito, y una de las principales amenazas que siguen existiendo sobre la economía y la creación de empleo es la restricción crediticia.

Restaurar la confianza resulta, así, crucial. La economía española experimentó un elevado crecimiento durante 14 años y ello produjo una ola de optimismo y euforia exagerados, lo que nos llevó a vivir por encima de nuestras posibilidades. Luego llegó la crisis y con ella se entró en una fase de pesimismo y desconfianza crecientes. Cuanto antes se consiga recuperar la confianza en las iniciativas individuales y colectivas, más pronto se logrará impulsar la reactivación económica y la creación de empleo. Éste es un reto fundamental que incumbe a todos los actores políticos, económicos y sociales en nuestro país.

De una manera más amplia, el debate podría centrarse también en el tipo de capitalismo (y de modelo social) que nos conviene practicar. El papel de los gobiernos y los actores económicos y sociales en la economía. Las reglas de juego, el comportamiento ético y la responsabilidad social por parte de todos.