El Consell ha recomendado a los constructores valencianos que, o se fusionen, o busquen otros mercados en el exterior puesto que las medidas de ajuste económico por la crisis no van a ser pasajeras y la licitación se mantendrá en niveles muy bajos durante los próximos años en la Comunitat Valenciana. A pesar de que los recortes en una coyuntura como la actual son precisos; a pesar de que durante los años de bonanza se inició una frenética carrera para construir grandes infraestructuras, algunas de ellas de una utilidad limitada, el ajuste de cinturón no debe llevar al extremo contrario de una forma radical. Antes de tomar ninguna decisión es necesario realizar análisis muy detallados de lo que puede suponer la decisión. Las grandes infraestructuras, además de ser muy costosas durante su construcción, tienen después unos costes de mantenimiento muy elevados que también hay que considerar. Pero también pueden generar riqueza, impulsar el crecimiento y servir de lanzadera para otros sectores económicos. Ya son numerosas las voces que, aun reconociendo como necesarias las políticas de recorte de déficit público, consideran que no deben convertirse en dogma, puesto que en situaciones delicadas como las actuales podrían representar nuevos obs-táculos en el camino de crecimiento que deben afrontar las economías que más han padecido la crisis. Una de ellas es la del premio Nobel de Economía Paul Krugman, que ha cuestionado en varios artículos la obsesión de los países europeos por la austeridad y el recorte del gasto público como única solución al atasco económico.