El alcalde de Castelló no se sumó el pasado miércoles a la prueba de la línea de alta velocidad (LAV) justificando su ausencia, y la de los siete senadores y diputados del PP, en la inexistencia de fecha y compromisos para su provincia: «Yo asistiré cuando llegue a Castelló; el AVE llega a Valencia y no a la Comunitat.»

Si en vez de utilizar el acrónimo AVE (una marca comercial de Renfe) el alcalde hubiera usado el de LAV, tendría que corregirle, ya que Castelló es una de las provincias mejor dotadas en materia de LAV, aunque sea de ancho ibérico, y así califica la UE la doble vía que va desde su capital, hasta el límite con Tarragona. Como seguramente lo que el primer edil reclamaba era que la LAV en ancho europeo (el AVE) desde Madrid, debía alargarse hasta Castelló, quizás sea oportuno aclarar algunos aspectos.

Cuando, a finales de los noventa debatíamos sobre el itinerario más razonable para conectar mediante LAV la Comunitat con Madrid, se delimitaron dos posturas, una defendida por la Generalitat (opción centro) se basaba en la actual línea por Albacete, más barata, la otra más cara (la Norte) directa es la que pasar por Cuenca. Había pros y contras en cada opción, siendo uno de los grandes argumentos, que algunos manejamos, a favor de la Norte, el hecho que de imponerse la opción que entonces defendía Zaplana, Castelló quedaría a 500 kilómetros ferroviarios de Madrid. El buen sentido, que años después, se dio en el Pacto de Murcia, planteó una Y con un tramo común de acceso a Madrid que se bifurcaba hacía el Sur (Albacete-Alicante-Murcia) y hacia el Norte (Cuenca-Valencia-Castelló). Esto abría un melón importante: Valencia debía dotarse de un eje pasante subterráneo que permitiera que tanto el tráfico proveniente de Madrid, como el procedente de Alicante pudiera seguir su camino hacia Castelló y viceversa. Un tema trascendental, tanto para suturar la enorme cicatriz de la playa de vías que soporta la ciudad, como el papel de Valencia como nodo básico (tanto pasajeros como mercancías) entre el corredor mediterráneo y el acceso al centro peninsular. Valencia debía dejar de tener estaciones término para dotarse de estaciones pasantes.

¿Cuál es el tiempo que a fecha de hoy, Renfe garantiza entre Valencia y Castelló, usando el Alaris?: 35 minutos. ¿Cuanto sería este tiempo con una LAV entre la estación provisional del AVE y la de la capital de La Plana?: entre 25 y 30 minutos. Mientras Valencia no tenga resuelto su túnel pasante, reclamar una inversión como ésta para ganar menos de 10 minutos, es algo que puede rozar la estulticia.

¿Cómo es posible que a partir de diciembre, sin cambiar de tren, Castelló vaya a estar a menos de dos horas y media de Madrid? Gracias a un sofisticado intercambiador de anchos que entrará en servicio con la llegada del primer AVE a la estación Joaquín Sorolla, de forma que al tiempo que el tren reemprenda su marcha se adapta al tipo de vía que le permita continuar viaje. Exactamente lo mismo que ocurrirá con el Alicante-Madrid en Albacete, a partir del 15 de diciembre, o en el Castelló-Barcelona, dentro de un año, en Reus, para poder utilizar la LAV Madrid-Barcelona.

¿Cómo se entiende que el ministro Blanco dijera «estamos trabajando en los pliegos [las cláusulas del contrato para financiar, ejecutar y pagar la línea] para en el 2011 poder licitar el AVE Castelló-Valencia»? Siguiendo las indicaciones de la UE, en la crisis que estamos viviendo hay que poner las condiciones para que la colaboración público-privada, funcione y todo parece indicar que Castelló será el primero en la lista. Sin embargo, dudo que nadie muestre mucho interés en un simple Castelló-Valencia, mientras el paso por la ciudad de Valencia no esté resuelto de forma prácticamente simultanea. Fomento puede sacar en 2011 el concurso, pero es posible que al igual que le ha ocurrido a la Generalitat con el acceso Norte por carretera al puerto de Valencia, los estudios coste/beneficio no lo vean con la misma contundencia que el alcalde manifiesta. Todo parece indicar que Castelló tendrá AVE como corolario de las inversiones que la ciudad de Valencia necesita y en las que Estado, Generalitat y Ayuntamiento trabajan conjuntamente.

Ignoro si la actitud del alcalde puede hacerle ganar votos («el feo nos lo hacen a nosotros porque no invierten en el AVE a Castelló», una provincia que «una vez más ve pasar infraestructuras fundamentales») pero sí parece poco solvente. Dos notas finales, para meditar desde La Plana: a) el aeropuerto de Castelló tiene un importante problema si pensaba establecer líneas regulares con Barajas; en diciembre, Castelló estará, en tiempo, tan cerca de Madrid como de Barcelona y a nadie se la ha ocurrido un Barcelona-Castelló (aunque en la desesperación de los nuevos aeropuertos, sí se ha llegado a plantear vuelos Barcelona-Lleida). b) Castelló puede competir con Málaga (que si tiene AVE completo) como destino turístico mediterráneo de Madrid, pues sus respectivos tiempos de viaje con la capital son muy parecidos.

El victimismo no sirve en tiempos de crisis.