1. Es necesario pasar de un registro de audiencias basado en cadenas a un registro de audiencias basado en programas. Los espectadores vemos programas de televisión, no vemos cadenas, y aunque ambos elementos puedan encontrarse en una mayoría de casos muy vinculados, cada vez aparecen más ejemplos de relaciones no exclusivas entre programas y cadenas. En un momento en el que la mayor parte de los canales públicos y privados ofrecen igualmente toda su producción propia en streaming a través de internet parece claro que es muy insuficiente evaluar la audiencia de un espacio únicamente por la cantidad de gente que está viendo en directo su emisión a una determinada hora. 2. Vamos, que tiene poca validez decir que el estreno de la séptima temporada de House obtuvo 2.449.000 espectadores. Eso sería el número de espectadores que estuvieron el martes a las diez de la noche boquiabiertos ante el primer día de noviazgo de Cuddy y House. Ahora que hemos encontrado el amor, ¿qué vamos a hacer con él? Pero minutos antes FOX ofrecía el mismo episodio. ¿Cuántos cientos de miles de espectadores ven FOX? Y semanas antes se podía encontrar ese capítulo en la red. ¿Cuántos cientos de miles de espectadores se descargan House subtitulado a los pocos días de su emisión en EE UU? Y una vez emitido, ¿cuántos cientos de miles de espectadores se descargará House doblado al español o lo verá en las múltiples reemisiones de FOX o Cuatro? Un registro de audiencias basado en cadenas nos dice que 2.449.000 personas vieron Cuatro el martes de 22.30 a 23.30 horas. Un registro de audiencias basado en programas nos diría que el primer episodio de la séptima temporada de House fue visto por tres millones de personas, o tres y medio, o cuatro millones. 3. Otro día contaremos por qué es necesario pasar de un registro de audiencias cuantitativo basado en audímetros a un registro de audiencias cualitativo basado en espectadores.