Vaya por delante que no soy partidario del sensacionalismo informativo ni del sistema de comunicación consistente en manipular las realidades para intentar convencer a los demás de aquello que a nosotros nos conviene. Y tratando de ceñirme a la más objetiva evidencia, constatada personal y reiteradamente, voy a referirme a una cuestión que me angustia y me corroe, mucho más cuando percibo una aceptación pasiva y un silencio generalizado ante lo que es una auténtica TRAGEDIA para las comunicaciones de Albacete en lo que concierne a la conexión con Valencia por vía férrea. Y es, a mi juicio, una tragedia por lo catastrófico e irreversible del resultado, que viene a hacer trizas la realidad de casi dos siglos de Albacete como auténtico nudo de comunicaciones con Levante. Ya lo vislumbraban hace unos años la Plataforma en Defensa del Ferrocarril y otros grupos de albaceteños –auténticos albaceteños con visión de futuro y amor a su tierra-, que lo anunciaron en su momento, pero cuyas voces fueron desoídas.

En la actualidad, parece como si hubiésemos quedado atónitos ante la avalancha propagandística basada en "La llegada del AVE a Albacete", La nueva estación de Albacete-Los Llanos", "La inauguración por las Autoridades", "El Centro Regional de Control", "El Gran Corredor de Transporte Ferroviario", "El Intercambiador de Albacete", "El número de viajeros ha aumentado en un 8% desde la inauguración del AVE", etc. Y se respira una falsa euforia y un conformismo que solamente puede estar basado en la ignorancia y el desconocimiento de la auténtica realidad.

En un reciente viaje a Madrid -previo al éxito de la inauguración del AVE- , un interventor de RENFE manifestaba que "Albacete es, tal vez, la ciudad española con mayor número de servicios de tren hasta Madrid". Hay que tener en cuenta que por nuestra estación pasaban las rutas de Valencia, Alicante, Cartagena-Murcia, Andalucía con más de una veintena de servicios diarios, llevándose la palma la relación Valencia-Madrid que significaba más de la mitad de esos itinerarios.

Pues bien: la certeza de aquella afirmación ha pasado a mejor vida.

En la fecha actual, la realidad auténtica es, más o menos, la siguiente:

1.- Hemos ganado en instalaciones. La nueva estación es una maravilla a la que solo le faltan viajeros.

2.- Aun careciendo de datos, podemos estar de acuerdo en que hayamos ganado relevancia en tecnología e influencia logística.

3.- Las rutas Madrid Alicante y Madrid-Murcia-Cartagena quedan como estaban, aunque con las bonificaciones horarias derivadas de la utilización parcial de las vías del AVE, gracias al Intercambiador.

4.- Se mantiene sin variación el servicio Barcelona- Andalucía por Albacete con el tren ARCO.

5.- Existen itinerarios de AVE que unen Albacete-Madrid tres servicios diarios, además de otros trenes ALVIA, ALTARIA, TALGO que continúan hasta Alicante, Murcia o Cartagena.

6.- Existen hasta tres servicios de AVE a Toledo.

(Hasta aquí todo está bien y no requiere objeciones por mi parte).

7.- Ruta Albacete-Valencia y viceversa. Aquí se encuentra lo que vengo a denominar tragedia:

De unos quince itinerarios al día Albacete-Valencia, hemos pasado a menos de la mitad en ambos sentidos. Téngase en cuenta que unos dieciocho trenes AVE que unen diariamente Madrid y Valencia dejaron al margen a Albacete para siempre.

Los fines de semana la comunicación es mínima.

Pero no termina ahí la desdicha:

Es desolador, triste y casi vergonzoso subir al Alaris Albacete-Valencia (algunos llegan hasta Alcázar) y viceversa.

Es extraño que lo utilicen más de dos docenas de usuarios/día.

En clase preferente no suele ocuparse la décima parte de la capacidad. No se sirve comida ni desayuno, sencillamente porque ha desaparecido tal servicio.

La cafetería del tren posee una instalación mínima para café, refrescos, algunos frutos secos y poco más. El servicio de camareros (con un único operario para todo) asegura que en la mayor parte de los itinerarios el volumen de ventas es de cero euros.

Según anuncian los propios trabajadores, la falta de rentabilidad del servicio llevará, casi con toda seguridad, a su desaparición y a la sustitución de máquinas expendedoras como las que ya existen en el Tren Regional.

Antes de esta debacle existía un mínimo de una docena diaria de trenes Alaris Madrid-Valencia en ambos sentidos, con parada en Albacete. El servicio de restauración para billete de categoría preferente era excelente y la cafetería funcionaba todo ritmo. En todo caso, existían varios números de prensa nacional y regional que, como era de suponer, ahora brilla por su total ausencia.

Hasta los servicios de taxi se han visto perjudicados por la desbandada de viajeros.

Sólo a título de ejercer la libertad de expresión de dolor cívico, concluyo:

1.- Es posible que los responsables que, en su momento, hayan tenido que representar a su Comunidad Autónoma y decidir por Madrid y por Valencia hayan cumplido exactamente con su obligación de acercar ambas ciudades en el espacio y en el tiempo, si ese era su único objetivo, obviando a Albacete por su menor entidad en cuanto a aportación de viajeros. Y ello, aunque quepa poner en duda la conveniencia de prescindir en la ruta, de una ciudad como la nuestra

Indudablemente, entre Madrid-Valencia existe una euforia ferroviaria, un incremento en el número de viajeros, un acercamiento y un evidente optimismo por la repercusión del AVE el futuro comercial y turístico de ambas ciudades. Las Fallas se han denominado "las del AVE" y han sido incontables los madrileños que las han disfrutado, poblando Valencia como nunca.

Albacete ha sido la gran perdedora y la gran marginada.

La ciudad de Albacete no toma parte para nada en esa euforia y, lo que es peor, parece no darse por aludida. Con las propagandas de la llegada del AVE, las inauguraciones, etc., hay quien todavía no se ha enterado de que Albacete no tiene AVE con Valencia: ni trenes ni vías. Y ya veremos si lo tendrá algún día, puesto que, siendo sinceros, con el número de viajeros que reunimos, tal vez no se justifique la necesidad.

2.- ¿Nos hemos preguntado qué sería de Albacete y de la Estación de Albacete si por aquí transcurrieran todos los trenes que antes lo hacías desde Valencia además de los Alicante, Murcia, Cartagena y Andalucía?

Valencia, que era la plaza de destino más importante, ha quedado desgajada totalmente y para siempre. Nunca volverá a producirse una comunicación diaria entre Valencia-Madrid por Albacete, siendo lo cierto que, aunque Valencia y Albacete tienen unas relaciones muy considerables de tipo comercial, humano, universitario, turístico, etc., la comunicación entre ambas por vía férrea ha quedado herida mortalmente

3.- No tomando en consideración aspectos técnicos que puedan escapársenos, lo cierto es que la solución adoptada ha requerido una gran inversión en la apertura de una nueva ruta con todos los inconvenientes anejos no sólo económicos sino medioambientales. Y si de lo que se trataba esa de conseguir la argumentada vertebración de la Región de Castilla La Mancha, jamás el objetivo debiera haberse proyectado a costa de un perjuicio evidente para Albacete quebrando el ritmo a la historia del ferrocarril en España.

4.- Quienes tuvieran el más que dudoso honor de representar los intereses de Albacete en el momento en el que se llevase a cabo la negociación del trazado que nos ha encaminado a esta lamentable solución deberán responder ante sus conciencias, pero especialmente ante las generaciones futuras de albaceteños y de albaceteñas, como ahora se dice.

No vale ahora culpar a tal o a cual partido político o a tales o a cuales personas. Si lo cierto es que la gran derrotada ha sido la ciudad de Albacete y su entorno poblacional, quienes nos representaran en el momento de la adopción de la nefasta decisión, debieron –como mínimo- abandonar la reunión y, antes dimitir de sus responsabilidades, que asumir semejante despropósito. Dicho sea con todos mis respetos a las personas.

A mi juicio, en el denominado "Parque del Ferrocarril" debiera levantarse un monumento que inmortalizase a nuestros representantes, poco importa de qué opción política fuesen o su nivel de implicación en calidad de autores, cómplices, encubridores o propagandistas. Si siguen satisfechos de la decisión, justo es que ellos mismos y sus descendientes disfruten el reconocimiento de la ciudad.