La última crisis financiera se saldó atiborrando de dinero público a las entidades causantes de la propia crisis. Las corporaciones financieras, los bancos, han presentado unas cuentas de resultados óptimos en el año 2010 mientras que los salarios de los obreros bajan y el paro crece, incluso en Estados Unidos donde el déficit presupuestario llega a extremos muy preocupantes. Por otra parte, la comparación entre salarios en América es obscena. Los directivos de las empresas cobraban 275 dólares por cada dólar que reciben los obreros. Según un reciente artículo de Common Dreams, la fiscalidad americana está seriamente condicionada por unos favores a las corporaciones, a los ricos que impiden la eficiencia de las administraciones y disminuyen cada vez más la calidad de los servicios públicos y la cantidad de obreros y sus salarios.

En el tercer trimestre de 2009, los beneficios empresariales llegaron a 1,6 billones de dólares sin que apenas se notaran sus efectos en la situación de los obreros. La situación fiscal favorece a las corporaciones y a los ricos. Más del 40% de las empresas no pagan impuestos. Ni el Banco de América ni Citibank ni Boeing pagaron impuestos en los tres últimos años. General Electric ganó 14.000 millones en 2010, no ha pagado nada en impuestos e incluso su presidente ha sido nombrado por Obama para dirigir un consejo asesor de la Casa Blanca. Cerca de tres millones de americanos se aprovechan de las leyes fiscales para no pagar impuestos y empresas asesoras hacen su agosto aconsejándoles cómo hacerlo. Y como sostienen todos los expertos, hasta que las grandes corporaciones y los ricos paguen sus impuestos no habrá manera de reducir el déficit público.

La situación europea es distinta pero comienza a dejarse sentir la fuerza de un neoliberalismo a la americana que, por lo pronto, ha producido que el dinero del contribuyente salga en auxilio de las empresas financieras, también en Europa. El lobby neoliberal está ya aposentado en Bruselas con intención de que el modelo americano se establezca en Europa y solo China, donde el 80% de la banca es pública, se libra de esa tendencia.