Las particulas presentes en la atmósfera y que son generadas por el hombre tienen un forzamiento térmico negativo en el clima. Esto significa que los aerosoles antropogénicos inducen un enfriamiento del clima a nivel global. Sin embargo, cabe señalar que la presencia de aerosoles provoca un calentamiento del clima en las ciudades. Las partículas urbanas evitan la pérdida de radiación de onda larga durante las noches en las ciudades, cosa que provoca que las temperaturas nocturnas en las urbes sean más elevadas que en los campos que las rodean. Este fenómeno climático es conocido como isla de calor urbana. Aunque el hombre genera un enfriamiento antrópico gracias a los aerosoles éste se compensa con creces debido a la emisión de gases de efecto invernadero, especialmente dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4), resultando un calentamiento planetario. Durante el siglo XX la temperatura media del planeta aumentó en 0,7 grados centígrados, aunque en algunas regiones el incremento ha sido superior. Es el caso de Cataluña donde se ha observado un calentamiento de 1ºC. La localización de Cataluña en la frontera que separa el cinturón subtropical de altas presiones i las depresiones del frente polar provoca que el incremento térmico sea superior al del planeta. Así que en los últimos 100 años se ha observado cómo la presión atmosférica aumenta constantemente en el Principado, los anticiclones son más comunes, y esto ha provocado la llegada de masas de aire cálido procedente del continente africano.