La Comisión Europea ha dado un espaldarazo a la prioridad del corredor ferroviario mediterráneo al cerrar la puerta a la pretensión del Gobierno español de incluir entre los proyectos más urgentes el denominado eje central. Bruselas había pactado con el anterior Ejecutivo del PSOE la prioridad de las rutas mediterránea y atlántica. Sin embargo, la llegada de Rajoy a La Moncloa supuso aparentemente un cambio de esas prioridades al dar igual rango en sus planes a dicho corredor central, impulsado por Madrid, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura, todas ellas comunidades gobernadas por el PP cuyos líderes regionales conformaron un poderoso grupo de presión que no se ha privado de exhibir en público su capacidad de influencia.

Este nuevo escenario hizo saltar las alarmas entre el empresariado valenciano, que por boca de AVE llegó a exigir días atrás a la Generalitat mayor firmeza en la defensa del eje mediterráneo, lo que no evitó un pronunciamiento ciertamente contemporizador con Madrid por parte del portavoz del Consell el pasado viernes. Ayer, la propia ministra de Fomento intentó despejar las dudas existentes sobre las intenciones del Ejecutivo, al afirmar que el eje que debe unir la Comunitat Valenciana con Europa será el primero en recibir inversiones, que anunciará dentro de unos días en Valencia. Sin embargo, el ambiguo discurso de Ana Pastor, plagado de promesas de difícil cumplimiento allí por donde pasa, exige de algo más que palabras para demostrar el compromiso del Gobierno del PP con esta infraestructura clave para el futuro de la Comunitat Valenciana.