La sentencia del Supremo que confirma que la ministra González-Sinde estaba legitimada para decretar que el plan municipal para el Cabanyal constituye expolio de un conjunto histórico no hace sino prolongar la agonía del poblado. Los derribos de fincas para dar continuidad a la avenida de Blasco Ibáñez hasta el paseo marítimo seguirán paralizados, pero el gobierno local de Rita Barberá no da su brazo a torcer y mantiene su interés por el proyecto. Así que todos parados mientras el elefante judicial vuelve a pronunciarse sobre el quincuagésimo octavo recurso. Las casas se deterioran, la gente se harta y no hay dinero para derribar ni para rehabilitar. Los socialistas, que fueron quienes incorporaron la prolongación de la avenida al plan general de 1988, huyen ahora de ella como gatos escaldados. Los populares, heridos por la sentencia y sin poder utilizar a su primo de Zumosol, Rajoy, para rectificar el expolio, envían más policía, limpieza y servicios. Algo es algo.