La Generalitat Valenciana ha recibido un balón de oxígeno del Gobierno en la reunión del Consejo de Política Fiscal, que le ha autorizado más endeudamiento a pesar de los incumplimientos en materia de déficit que se han ido acumulando en los últimos años y sobre los que está tratando de poner freno el Consell. La nueva situación está causando tensiones en otras autonomías que, como Andalucía, condenan que se haga tabla rasa y que no se distinga entre las comunidades que han hecho los deberes en materia de contención del gasto –o tienen las cuentas más saneadas– y las que no. El Consell, por contra, cree que tras años de marginación debido a una financiación deficitaria, es de justicia que ahora no se le castigue. Aun así, el escenario financiero a corto plazo para la Comunitat Valenciana es complicado. Tendrá que alcanza un superávit positivo en 2015. Un reto que parece imposible, máxime si se mantiene el actual modelo de financiación autonómica. El Consell, que con la llegada de Rajoy a la Moncloa ha suavizado su reclamación, habrá de dar la batalla para armonizar el sistema y salir de la «marginación» en que se halla. Son casi mil millones al año menos que percibe del Estado, claves en estos momentos. El presidente de Canarias, Paulino Rivero, reveló ayer una reunión entre el presidente Alberto Fabra y el de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, para organizar un frente en favor de una financiación acorde con las necesidades reales. Sea como fuere, Fabra habrá de convencer a Rajoy, o impulsar una ofensiva para reordenar el sistema.