En nuestro viaje espacial a bordo de la Tierra estamos hoy inmersos en la nube cósmica formada por los restos del cometa Swift-Tuttle. Cruzamos ahora su órbita, que recorre dejando partículas diseminadas en el espacio allí por donde pasa. Y nuestro planeta llega aquí todos los años por estas fechas, lo que da lugar a la tradicional lluvia de meteoros -también llamados estrellas fugaces, aunque no son realmente estrellas- de las Perseidas, que en España conocemos popularmente como las Lágrimas de san Lorenzo, por la cercanía del fenómeno con el 10 de agosto. Las partículas desprendidas del cometa entran en la atmósfera terrestre y se vuelven incandescentes por el calor del rozamiento con el aire, lo que vemos en forma de estela luminosa. En teoría está previsto que el máximo de la lluvia ocurra hoy, domingo, hacia el mediodía, por lo que al suceder durante las horas de luz, no será visible. Sin embargo, las previsiones apuntan a que tanto la madrugada de ayer a hoy como la de hoy a mañana, lunes, serán un buen momento para echarle un ojo al firmamento y esperar que aparezcan las estelas meteóricas de las Perseidas. Hay que buscar una zona de cielo oscuro con horizontes amplios, con el fin de ver la mayor parte de la bóveda celeste. Y es aconsejable centrar la mirada en la zona de la constelación de Perseo (hacia el noreste), que es donde está el radiante de la lluvia, es decir, el punto del cual parecen provenir, por un efecto de perspectiva, la mayor parte de los meteoros. Y es mejor observar tumbado que sentado o de pie, ya que de esta forma entrará en nuestro campo de visión la mayor parte del cielo. Así que si disponen de tumbonas no duden en echar una mano de ellas. Son un lujo para observar las Perseidas con nuestros propios ojos.

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