La planta de Ford-Almussafes fabricará el modelo Mondeo que la firma automovilística dejará de montar en Genk (Bélgica) por el cierre decretado para esa factoría. La mundialización de la economía tiene estas cosas: unos celebran lo que otros lloran. Como es bien sabido, la fábrica de coches de la Ribera es el corazón, los pulmones, el hígado y las piernas de la industria en la Comunitat Valenciana, tanto por producción como por facturación y empleo. Y no siempre ve reconocido ese papel capital. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, sin ir más lejos, ha distinguido ya con su presencia a las fábricas de Renault, en Valladolid, y Opel-General Motors, en Zaragoza, ayer mismo, dentro de su periplo de bien merecido apoyo a la industria automovilística que tira de los carros de la exportación y la creación de puestos de trabajo. Quizás a la tercera vaya la vencida y se deje caer por Almussafes, no sea que le digan lo que los suyos decían a su predecesor.