Cierto es que Cuadernos para el diálogo dejó de existir, pero cubrió una importante etapa del tardofranquismo, despertando conciencias y alumbrando mentes. Telva, que sigue en pie lozana y firme, ha jugado buen papel en la evolución, lenta pero segura, del aggiornamento de la mujer en la sociedad, sin perder el norte de sus principios.

Ya en los albores de 1900 hablaba Emilia Pardo Bazán de «la revolución silenciosa de las mujeres». Y en los años 60, como bien señaló en su día Margarita Rivière, «se fraguaba el futuro de muchas cosas». Variaban las relaciones de pareja, era ascendente el acceso femenino a la educación, la cultura y el trabajo. En aquel Octubre de 1963 surge Telva, española desde el nombre a la última gacetilla, en contraste con las revistas francesas o italianas predominantes en los quioscos; en contraste igualmente con otras publicaciones nacionales precedentes, limitadas a lo que se consideraban exclusivos intereses «femeninos». Aquella Telva primigenia, vendida a seis pesetas, traía otros aires: reportajes sobre los Beatles o Jackie Kennedy, a los que sin tardar se agregarían variadas secciones culturales y temas de latente actualidad, como las separaciones matrimoniales, la enseñanza primaria, la pornografía, etc.

Telva ha mantenido el pulso, acorde con lo que escribía en la presentación su primera directora, Pilar Salcedo: «Se abren a la mujer nuevos horizontes. Es necesario estar bien informadas para defender nuestros derechos y el deber de trabajar „a escala europea„ con una mayor seriedad y eficacia». Toda una declaración de principios, nunca soslayados. Claro está que, a lo largo de sus cincuenta otoños, Telva ha estado en manos, sucesivamente, de cuatro directoras más que competentes: la mencionada Pilar Salcedo, Covadonga O´Shea, Nieves Fontana y Olga Ruiz. Todas ellas, grandes periodistas, dan su propia versión de la historia de Telva en el número extraordinario de este mes, que festeja las bodas de oro con el público. Conozco „y admiro„ a las cuatro, como a tantas profesionales magníficas que han formado o continúan formando el imbatible equipo: Sofía Torga, Mª José Piñeyro, Carmina Pouso, María Carretero y, por supuesto, nuestra paisana Maite Sebastiá, actual redactora jefe de moda, que es, además, responsable del ejemplar adjunto «Joyas y relojes», un compendio deslumbrante de ese mundo suntuoso de intuición artística y precisión matemática. La doble entrega de la revista de este mes recoge entrevistas con los Premios «T» de Moda, una de sus grandes iniciativas, a la que se suma „ya en su tercera edición„ los Premios a las Artes, Ciencias y Deporte, que se entregaron precisamente aquí, en el Palau de les Arts, el pasado Septiembre y que acumulan un amplio desfile fotográfico de caras conocidas.

Más de cuatrocientas páginas dan para mucho. Entre ese «mucho», encuentros con escritores de primera magnitud, como Mario Vargas Llosa o Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo. Se reproduce una serie de adhesiones firmadas por significativos personajes: Armani, Ferrán Adrià, Alicia Koplowitz, Stella McCartney, Tricicle... Felicitaciones merecidas por una publicación apreciadísima, que culmina su cincuentenario con este doble número 895. Mucho para leer y ver a lo largo de su extensa crónica de un intenso medio siglo.