Además de producir mucho y de ahorrar lo suyo, los alemanes consumen poco, lo cual los pone otra vez en el punto de mira. O sea, los alemanes vivirían como pobres, pese a ser ricos. Olli Rehn, tras haberse cebado con España por lo contrario „producir poco, ahorrar menos y gastar mucho„, ahora la toma con Alemania. Viene a decir que tan malo como la obesidad es el empeño maniaco en no tener grasas. Algo me dice que esto tendrá mal arreglo, pues si la pasión de consumir por encima de los posibles tiene difícil cura, más difícil es forzar a hacerlo al que ha acostumbrado el cuerpo a consumir solo lo justo. Goering pidió a los alemanes que prefirieran los cañones a la mantequilla, y a fe que se aplicaron. Ahora que parecen haberse olvidado de los cañones se les reprocha haber perdido afición a la mantequilla. En el fondo, los europeos no sabemos qué hacer con ellos, ni ellos con nosotros.