Tras una semana de debates, el pasado día 15 concluyó la reunión anual de la Comisión de Pesca del Atlántico Nordeste (NEAFC, por sus siglas en inglés), organismo que gestiona los recursos pesqueros en las aguas internacionales de esta zona. Como observador oficial del encuentro, Oceana lamenta la falta de esfuerzos para llegar a un acuerdo sobre los principales stocks pesqueros explotados y critica que se haya perdido la oportunidad de adoptar nuevas medidas para las pesquerías de fondo, debido al rechazo a última hora de las partes contratantes. «No se entiende para qué se convoca una reunión general de NEAFC si las partes no van con voluntad de acercar posturas. Aunque quizá sea preferible el desacuerdo a que la reunión acabe con medidas de gestión inadecuadas, es evidente que la credibilidad de las partes contratantes ha quedado en entredicho. La reunión de NEAFC han sido un fracaso», afirma Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana en Europa.

A pesar de contar con recomendaciones científicas sobre niveles de capturas para la mayoría de los stocks gestionados, las partes contratantes no consiguieron llegar a un acuerdo sobre algunos tan importantes como caballa, bacaladilla o arenque, que representan gran porcentaje de las capturas. Solo fueron capaces de seguir las recomendaciones en unos pocos stocks de gallinetas, eglefino y granadero, lo que permitirá avanzar hacia la explotación sostenible de estos recursos. Las negociaciones se retomarán en diciembre, donde deberán adoptarse o no decisiones sobre los restantes stocks.

Las expectativas sobre la propuesta de nuevas medidas para las pesquerías de profundidad eran altas. La propuesta rechazada contenía aspectos positivos, como nuevos requisitos para la evaluación de impacto en nuevos caladeros, una lista detallada de hábitats y especies indicadores de ecosistemas vulnerables, un aumento en la zona cerrada al arrastre de fondo cuando haya este tipo de ecosistemas y la prohibición de las pesquerías de fondo en cuatro zonas de Rockall y Hatton, así como en la montaña submarina Josephine. Todo ello hubiera representado un gran avance en la protección de estos vulnerables ecosistemas.

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