Una alumna me escribió esto al acabar el curso pasado y lo guardé como un tesoro. No es mío, pero me decido a compartirlo con ustedes. No creo que a ella le importe. Desconecte su teléfono móvil, deje en casa su mp3, cargue bien la cámara, no sabe qué cosas tan maravillosas puede usted encontrar; pero sobre todo, prepare bien su mirada, que no su vista. Va usted a salir a la calle. Camine sin relojes y sin prejuicios, métase en los lugares en los que nunca debió adentrarse, ¿ha visto qué casas tan maravillosas?, esa pintada de «Fulanito siempre querrá a su princesa» hoy es una obra de arte urbano tierna, emocionarse por ello es solo el principio. Aprenda el valor de tomar una cerveza sentado en la plaza un sábado de agosto por la noche, disfrute del sonido de la gente, del olor del suelo, dele un euro al que pide por su espectáculo callejero, y olvide los horarios. Piérdase por el Carmen, va usted a descubrir tiendas misteriosas con productos que un hiper jamás podrá ofrecerle. Entre a una librería y busque libros que no le interesen, es probable que se fascine al encontrar uno de fotografías antiguas con recuerdos a cuestas. Camine, sus pies serán el único límite, porque en la calle no hay fronteras, la calle es de todos. Maldiga los semáforos, ¿quién ha puesto ese ahí? apenas pasan coches, sáltese alguno que otro, cuélese en el tranvía, solo es una pequeña rebelión urbana. Mire más arriba de lo que mira normalmente cuando va caminando por la calle, ¿desde cuándo están ahí esas molduras?, todo ese arte clásico al módico precio de levantar la mirada. Recuerde que los museos son gratis los domingos y que no necesita comprender el arte, puede entrar y reírse de esto o lo otro, a quien le importa, siéntase culto o lo más estúpido de la sala, pero sobre todo sienta.

Descubra que perderse por la ciudad no es más que encontrarse a usted mismo. Salga solo, en compañía, salga y descubra todo lo que una guía urbana jamás podrá contarle.

Es importante que vaya por donde va la minoría de la gente, porque ahí realmente está la ciudad, los barrios, las personas, el día a día. Sienta el cielo en su piel y no se asuste, es la adrenalina que circula por su sangre cuando no existe el tiempo en la gran ciudad.

Gracias por el regalo, amiga.