¿Es el patrimonio cultural un recurso territorial por desarrollar? Resulta conveniente realizar un balance de lo que ha supuesto el establecimiento del Estado de las autonomías. ¿Cómo ha afectado la existencia de cuatro escenarios de gestión cultural, como son el estatal, autonómico, provincial y local? En líneas generales tendríamos que hablar de un escenario de luces y sombras que se ha visto sensiblemente afectado por la crisis financiera que venimos padeciendo desde 2008. La principal consecuencia derivada de este colapso económico generalizado es el reconocimiento de una situación de no retorno a etapas precedentes a esta crisis, donde el ámbito cultural no ha permanecido al margen.

Atrás ha quedado el tiempo de los grandes proyectos emblemáticos y se impone una nueva manera de repensar la gestión de nuestro patrimonio cultural, donde cada elaboración deberá basarse en escalas reales, reconociendo que la financiación pública seguirá menguando, por lo que el concurso del sector privado deberá ser cada vez mayor. Somos conscientes de que se corre el riesgo de que la cultura se convierta en un mero negocio, sometida a criterios de rentabilidad empresariale. La experiencia demuestra que un proyecto cultural rara vez reintegra toda la inversión económica aparejada, pero sí activa el área en que se asienta. La constatación de este cambio en los mecanismos de financiación cultural no impedirá que sigamos reivindicando una mayor presencia del patrimonio cultural en las políticas de I+D+i.

Con todo, el futuro del patrimonio cultural valenciano pasa por la creación de marcas identificativas de cada comarca como medio de revalorización territorial. Para ello resulta fundamental la atracción de los nuevos públicos digitales, mediante el empleo de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Cultura e innovación deben ir de la mano.